El ayuntamiento ensaya la dispersión de la plaga de cotorras con cetrería

Badenas asegura que ya se han producido las primeras pruebas y que próximamente se contratará a un profesional para que ahuyente a esta especie invasora de los parques de la ciudad, donde provocan, dice, importantes molestias

El ayuntamiento ensaya la dispersión de la plaga de cotorras con cetrería

Levante-EMV

José Parrilla

José Parrilla

El Ayuntamiento de València ha impulsado un ensayo de carácter innovador en España a través del uso de cetrería -con águilas- para expulsar a las cotorras de los parques de la ciudad y desplazarlas de lugares donde provocan molestias y un riesgo para la seguridad pública a otros donde no causen estos efectos. Aunque por el momento solo se ha realizado un ensayo en uno de los parques de la ciudad (Parque de Marxalenes), su resultado parece esperanzador, por lo cual se prevé continuar con nuevos ensayos que permitan valorar su efectividad real. «La presencia de cotorras en la ciudad de València es conocida desde hace tiempo, constatándose que su población va en aumento en los últimos años, así como las molestias que generan a los vecinos por el ruido de su cotorreo y los riesgos para la seguridad ciudadana que genera la caída de sus voluminosos nidos, que pueden llegar a pesar 200 kilos», asegura el segundo teniente alcalde de València y responsable de Parques y Jardines, Juanma Badenas.

La primera prueba consistió básicamente en saber si las cotorras urbanas eran capaces de reconocer lo que es un ave rapaz, pues en otras especies de aves urbanas se ha comprobado que después de muchas generaciones viviendo en la ciudad, no saben qué es un ave rapaz y ya no son capaces de reconocerlas, por lo que cuando se suelta un águila o similar en su presencia no reaccionan y no huyen. «Queríamos saber si ante la presencia de un águila, las cotorras huían del lugar, pues el cetrero profesional con el que contactamos tenía sus dudas», explica Badenas.

Un águila cerca de los nidos

Durante la prueba, se liberó un águila cerca de los nidos de las cotorras y éstas huyeron en masa hasta un árbol cercano. Esta acción se repitió una segunda vez y las cotorras volvieron a huir. No obstante, se mantuvieron en el entorno del parque porque allí tienen sus nidos. «Una vez visto que las cotorras reaccionan a la presencia del águila, la prueba se dio por concluida», dijo Badenas, quien aseguró que «en ningún momento se planteó la captura de las cotorras ni de otras aves por parte del águila, pues solo se trataba de ahuyentarlas del lugar, por lo que éste se puede considerar un método no cruento».

Este cetrero ya ha realizado prácticas similares en otros lugares públicos como las estaciones de Metro, grandes supermercados y centros comerciales de València, por donde transitan personas. La acción realizada en el parque de Marxalenes, además de ahuyentar a las cotorras, podría haber ahuyentado igualmente a las palomas o a las tórtolas, si las hubiera habido.

La cotorra es una 
especie invasora 
muy común 
ya en la ciudad.  levante-emv

La cotorra es una especie invasora muy común ya en la ciudad. levante-emv / J.P. valència

También cabe indicar que esta prueba se había notificado previamente a Bienestar Animal y a Control de Plagas del Ayuntamiento para su conocimiento, sin que plantearan impedimento alguno, afirma el concejal de Vox.

Tres meses de trabajo

En caso de continuar con esta experiencia disuasoria, habría que contratar al cetrero al menos durante tres meses para realizar una actuación continuada, para que liberara el águila en diferentes momentos (varios días a diferentes horas) y crear un reflejo condicionado negativo para que las cotorras no volvieran al parque. Paralelamente se tendrían que eliminar sus nidos para que no tuvieran vínculos con el parque.

De las especies de cotorras presentes en la ciudad, la más abundante es la cotorra argentina, que está considerada como una especie exótica invasora, como recoge el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio para la Transición Ecológica. Por este motivo, el comercio y la tenencia de esta cotorra están prohibidos en España. Su área de distribución natural es Latinoamérica, y se introdujo en las áreas urbanas españolas de forma accidental por escape de individuos cautivos y también por liberación. «Las administraciones públicas deben de actuar para controlar estas poblaciones y evitar o minimizar los inconvenientes derivados de su presencia buscando métodos no cruentos para gestionar sus poblaciones», concluyó Badenas.

Suscríbete para seguir leyendo