Vender petardos en un búnker antiincendios: “Es como la caja fuerte de un banco”

Las tiendas de artículos pirotécnicos están protegidas con detectores volumétricos y sísmicos y sistemas automáticos de detección y extinción de incendios

Samuel Albiñana posa en una de sus tiendas de artículos pirotécnicos

Samuel Albiñana posa en una de sus tiendas de artículos pirotécnicos / Miguel Angel Montesinos

Claudio Moreno

Claudio Moreno

“Las tiendas de pirotecnia tienen la fama, pero es más fácil que se incendie un bazar cualquiera”. Samuel Albiñana, gerente de la cadena La Petardería, habla con cierto orgullo sobre la seguridad de la que gozan sus negocios y el sector de la venta pirotécnica al completo, donde cualquier mínimo accidente tiende a catástrofe. En los próximos 19 días las tiendas de artículos pirotécnicos harán la caja de todo el año. Están en su día 1 después de Fallas, en la salida de un esprint de récord. Porque se espera una recaudación de unos 9,5 millones de euros, un 20% más respecto al ejercicio anterior. 

Para que las previsiones cristalicen en beneficios se necesita una garantía de seguridad, de la cual se encargan los propios empresarios con la tutela de la Intervención de Arma y Explosivo de la Comandancia de la Guardia Civil de València. Esta mañana han realizado un simulacro de inspección para explicar su línea de trabajo. Los tres puntos sobre los que se asienta la seguridad antiincendios en las más de 60 tiendas de material pirotécnico de València son: el etiquetado de su producto, los sistemas de detección automatizada y la bunkerización del espacio.

Inspección de la Guardia Civil en el almacén de la tienda de artículos pirotécnicos

Inspección de la Guardia Civil en el almacén de la tienda de artículos pirotécnicos / Miguel Angel Montesinos

“Para establecimientos permanentes, si la actividad es exclusiva de venta de pirotecnia el máximo que se puede utilizar es de 150 kilos. En este caso, como la tienda y almacén son pequeños –unos 10 metros cúbicos–, la cantidad máxima de artículos pirotécnicos es de 72, 5 kilos en todo el establecimiento”, ha explicado Antonio Díaz, jefe del operativo de inspección en un pequeño local de la calle Jesús. 

Los productos estrella

Los productos estrella en Fallas son siempre los mismos. Las bombetes, los chinos y los petardos empiezan a sonar los primeros días después de que los niños toman contacto con la primera mascletà. El sonido va in crescendo a medida que se acerca el último fin de semana, punto en el cual aparece el masclet y la traca. "Las previsiones son muy buenas, más aún si el tiempo sigue acompañando. Lo que más se vende es el petardeo. Nosotros le ponemos la banda sonara a estas fiestas", dice Samuel Albiñana.

Más claves: los artículos pirotécnicos deben estar marcados con la etiqueta CE –significa que han sido sometidos a una evaluación de conformidad– y el número de catalogación, así como las instrucciones de uso y la limitación de edad. Por su parte, en las tiendas únicamente se permite tener a exposición un tercio de la cantidad contenida en el almacén, donde el material estará embalado. 

Asimismo, el almacén de una tienda de estas características cuenta con una puerta especial para incendios, un detector volumétrico y detectores sísmicos en paredes y techo para evitar robos mediante butrones. Y también cuentan con un sistema de detección automática y extinción automática de incendios para prevenir que cualquier pequeña llama pueda prender el establecimiento. Se trata de un auténtico búnker. “Es casi como la caja fuerte de un banco”, afirma el experto en armas y explosivos. 

Toda cautela es poca, pero según Díaz y Albiñana el número de incidentes registrados en estos negocios es escueto. Por un lado, los establecimientos están muy comprometidos con la venta de productos fiables y prácticamente el 100% de las tiendas venden pirotecnia con el sello CE. Por otro lado, tal como explica Albiñana, la pirotecnia ya soporta temperaturas de 60 grados en contenedores llegados de China, con lo que su propia resistencia imposibilita el riesgo de incidentes. “Para que esto arda tiene que venir alguien a quemar la tienda”, dice Albiñana. 

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