La estrategia de Vox en València detrás de sus escándalos

Sus cuatro concejales buscan rentabilizar la polarización derivada de las sucesivas crisis y aspiran a demostrar utilidad en el gobierno para no ser absorbidos como ocurrió con Unión Valenciana

Cuestionan consensos y presumen de incorrección política comprometiendo a un PP que les necesita, entre otras cosas, para desbloquear la modificación de crédito

El segundo teniente de alcalde publicita su propio libro en un pleno extraordinario del Ayuntamiento de València

El segundo teniente de alcalde publicita su propio libro en un pleno extraordinario del Ayuntamiento de València / Miguel Angel Montesinos

Claudio Moreno

Claudio Moreno

"Voy a realizar una cosa que creo que se tendría que haber realizado ya por parte de este ayuntamiento". Juan Manuel Badenas se levantó de su silla y colocó una bandera de España sobre el acento abierto del topónimo València. Era el 11 de octubre, faltaban nueve días para sellar el pacto de gobierno municipal y el líder de Vox acababa de fijar no tanto su política lingüística como el temperamento de su partido. 

Los cuatro concejales de Vox en el Ayuntamiento de València son una fábrica de polémicas: entre las más sonadas están el discurso contra el "alarmismo climático", el coloquio antiabortista con adolescentes, la modificación de los estatutos de València Activa, la charla de liderazgo con Flores Juberías, el intento de retirar un paseo dedicado a Guillem Agulló o el portazo a la declaración institucional del 8M. 

"Esta estrategia de gestos sin gestión persigue dos objetivos", introduce la politóloga experta en extrema derecha Anna Isabel López, "por un lado, acaparan atención mediática y radicalizan la agenda en temas que habían sido objeto de un consenso durante el bipartidismo, como el aborto o la violencia machista. Por otro, rentabilizan electoralmente —y en 280 caracteres— la polarización afectiva derivada del malestar que generan una crisis económica enquistada y la incapacidad de los partidos tradicionales para solventarla".

No obstante, incluso en una política espectáculo con ecos de Trump, Milei o Viktor Orbán la excesiva teatralidad puede terminar desentonando, como aquel vídeo anti8M con el ‘artista’ de montera y capote. "El objetivo de Vox y sus homólogos europeos es la normalización, necesitan huir de ese tipo de escenas si quieren tener el éxito de Marine Le Pen", señala López sobre un contenido pensado para las redes sociales que Álex Comes, también politólogo, inserta en la lógica de bloques. "El vídeo con el torero no tuvo repercusión negativa para ellos: la izquierda les ridiculizó y eso reforzó a los concejales de cara a sus electores, que salieron en su defensa. Al final siguen al dedillo el manual de Steve Bannon. Nadie debería sorprenderse de lo que hacen". 

Quien no les defendió fue la alcaldesa y el Día Internacional de la Mujer puso palabras a la incomodidad latente durante semanas. "Ni un paso atrás" dijo Catalá sobre las políticas feministas recurriendo a un popular lema de resistencia antifascista. Los expertos ponen de relieve la diferencia con la Generalitat, donde PP y Vox escenifican un mayor entendimiento. "La distancia entre socios en València tiene que ver con la aritmética postelectoral, la personalidad de sus líderes y la propia configuración del pacto: Badenas entró tarde en el ejecutivo y aún busca su espacio", indica Comes.

Es el estadio en el que, a juicio de los expertos, se encuentra el grupo municipal de Vox. Calibrando cómo quieren que se les perciba. Entre el perfil institucional o el "outsider". El partido que bebe insistentemente del articulado constitucional o el escuadrón que lanza a sus puntales a combatir en la red social X cada centímetro de parcela cultural. "Buscan un perfil propio para no ser devorados por el PP", resume Comes. "Denuncian la invasión de sus competencias porque necesitan demostrar a su electorado la utilidad de entrar en el gobierno", agrega López, y apunta por dónde puede seguir la estrategia municipal de Vox. Sus futuras polémicas. "Los jóvenes y los abstencionistas serán sus próximos caladeros para ampliar el techo del 12% de votos , y veremos estrategias contra los derechos LGTBI o, especialmente, contra los migrantes", señala la politóloga.

Precisamente esa ofensiva ha puesto bajo el foco este fin de semana a la concejala de Emprendimiento y Agricultura, Cecilia Herrero, quien le ha espetado —a través de X— al secretario de antirracismo de Podemos, Serigne Mbayé, que se vuelva a su país. No es nuevo y no se esconde. La misma edil lleva años empleando en un altavoz de más de 10.000 seguidores para escribir cosas como "No son ni migrantes, ni inmigrantes. Son invasores" o "Tanta reconquista para terminar pagándole la invasión a los moros". Es un talante muy distinto al de sus socios. "Seguirán poniendo en una posición incómoda al PP con ofensivas que no serán solo en redes, pues Vox pisa mucho la calle", indica López. Pese a ello, los expertos vaticinan que la coalición aguantará hasta 2027. "No se comprometerá la gobernabilidad". 

Representar la nostalgia

El futuro inmediato de la coalición se asienta en la necesidad de aprobar la modificación de crédito por 37 millones que Vox dejó en el aire yéndose de un pleno. Sí podría derrumbarse en cambio el Pacto para el Empleo en la ciudad, un acuerdo marco entre ayuntamiento, patronal y sindicatos que, tras 20 años de consenso, en CCOO ven peligrar. "El pacto pierde su vigencia a final de año y no vemos voluntad negociadora por parte de Badenas", señala Juan Carlos Gallart, delegado de Empleo del citado sindicato. "Él propone introducir a las universidades y los colegios profesionales para que los sindicatos perdamos influencia. Al final su plan en València pasa por dinamitar consensos, confrontar e imponer su marco ideológico, algo que solo hemos visto en Castilla y León. Es lo que ha ocurrido en Valencia Activa modificando unos artículos que no interesaban a nadie", dice Gallart. 

Interesaban en Vox como escándalo de laboratorio que les coloca en el foco y alimenta la tensión de bloques, que ellos capitalizan. Valencia Activa les define: una entidad inocua convertida en foro de polemistas como Girauta o Lacalle. "En nuestras áreas hacemos política hasta con una piedra", presumen desde la dirección estratégica de Vox València. "En este contexto de crisis e inestabilidad en las urnas hay una nostalgia por los valores tradicionales y el patriotismo que nosotros representamos a nivel estatal y trasladamos a la escala municipal. Que el PP no se equivoque, no somos Unión Valenciana y no podrán absorbernos como hizo Rita Barberá con González Lizondo. La tendencia global de hecho es la contraria, los partidos conservadores son arrinconados por líderes como Meloni ", señalan.

"Nosotros en València apostamos por desterrar la corrección política, trabajar los esquemas mentales en los que se mueve la gente, como la preocupación por la migración —la vinculan a la inseguridad proponiendo estanques en el Turia—, y comunicar bien: hay vídeos en X de Badenas con audiencia de tv autonómica, y todo ello pese al miedo que hacia nosotros intenta infundir la dictadura progre", dicen desde su posición de poder en Ayuntamiento de València.  

Frentismo electoral

Vox presentó el mismo programa municipal en toda España bajo el lema 'Cuida lo tuyo' de 39 páginas. Un modelo vertical, homogéneo y reconocible por todos sus votantes: más seguridad (mezclan inmigración y delincuencia o pobreza), fin a las Zonas de Bajas Emisiones, cero subvenciones a Igualdad o defensa a ultranza de la familia tradicional. Aunque en València sus atribuciones son muy limitadas, el grupo municipal de Badenas se las arregla para marcar la agenda política y mediática organizando charlas antiabortistas desde Sanidad o proponiendo estanques contra los asentamientos de temporeros desde Parques y Jardines. Su búsqueda de un sello propio con propuestas 'atrapatitulares' es un permanente test de estrés para la coalición con el PP, que se sitúa en un escalón de moderación y recela del frentismo como herramienta electoral, pero la tentación de entrar en el juego de Vox, señalan los politólogos, termina decantando la conversación en al esfera pública. "Es importante seguir su actualidad por pura higiene democrática, pero también es recomendable no abordar los debates en los términos que ellos determinan. Vox no puede establecer el marco político y eso es una máxima que están aplicando en muchos países con sus partidos homólogos", cierran los expertos.