Los okupas de Caixers: "Estamos en shock pero hemos vuelto a resistir por el derecho a la vivienda"

El fondo de inversión también había pedido el desalojo de la puerta 6 de Caixers (Ciutat Vella) y se había desestimado por la precariedad de quien ahí reside

Los manifestantes, ante el fuerte despliegue policial, han estado tres horas dando por hecho que la expulsión se iba a ejecutar

Aplazado in extremis el nuevo intento de desalojo en una finca okupada de Ciutat Vella

C.Moreno/M.A. Montesinos

Claudio Moreno

Claudio Moreno

El operativo policial ha durado más de tres horas pero la tensión se ha quedado en tres ratos. El fallido desalojo de la puerta 2 en una finca okupada de la calle Caixers, en Ciutat Vella, ha comenzado pasadas las seis de la mañana, cuando los antidisturbios han expulsado a los manifestantes congregados en la entrada del edificio. Primero han echado a los que estaban sueltos, luego a quienes se habían amarrado a tubos de PVC. El siguiente pico de estrés se ha dado a medida que los agentes de la UIP iban ensanchando el perímetro y blindando las calles aledañas a la finca tomada simbólicamente por el movimiento okupa de València. El tercero, cuando los 50 antidisturbios se han dispersado en una docena de furgones ante la perplejidad de manifestantes, que les empataban en número. Pero todo lo que ha ocurrido entretanto ha sido aburrimiento y cánticos a coro, algunos contra los fondos buitre, la mayoría contra la turistificación del epicentro de la ciudad. 

Casi todos los manifestantes estaban en la Plaza del Mercat cuando han llegado los cerrajeros, pero no la comitiva judicial, que ha accedido por la calle trasera de les Danses. Por eso no podían creer que el amplio dispositivo de antidisturbios se retirara sin ejecutar el trabajo para el que habían sido desplazados. Unos pocos han acudido a la entrada de la finca, se han cerciorado de que la cerradura estaba intacta, y entonces sí han celebrado a gritos el segundo aplazamiento (sin fecha) de la vivienda número 2. El juez ha decidido estimar un otro recurso de vulnerabilidad de las personas que viven ahí. 

“Sin esperarlo hemos conseguido suspender de manera temporal el desalojo, y es algo a celebrar porque demuestra la fuerza que hacemos tanto en la calle como en los juzgados”, ha explicado una portavoz de los manifestantes y vecina de Caixers a la entrada de la finca. “Estamos en shock porque ha sido a última hora, pero hemos vuelto a resistir por nuestro derecho, que es tener un techo y una vivienda digna. Podemos celebrar que las vecinas continúan viviendo en la puerta 2 al menos hasta que el juzgado ordene echarlas”. 

El edificio ubicado en el número 2 de Caixers se ha convertido en un símbolo de resistencia para el movimiento okupa de la ciudad. Su historia viene de atrás. El fondo de inversiones Good Capital S.L se hizo con la finca completa y fue echando poco a poco a los vecinos. Aguantaron únicamente una mujer con contrato de renta antigua y una mujer con un hijo pequeño que decidió quedarse como okupa hasta que los Servicios Sociales le encontraran una alternativa habitacional.

Frente a esta situación, un grupo de chavales anticapitalistas se rodeó de plataformas por la vivienda como Veïnat en Perill d'Extinció y Entrebarris para acompañar en el proceso de expulsión a las dos vecinas que aún aguantan en el 2 de Caixers, y además pasaron a la acción política okupando ellos mismos el resto de viviendas de la finca y el bajo comercial, que han convertido en un espacio comunitario de talleres y programación cultural llamado 'Ca la Caixeta'. Fue en 2019, desde entonces el fondo de inversiones ha impulsado seis intentos de desalojo en diferentes viviendas, algunos efectuados con éxito, como el de la puerta 5. 

Una de las peticiones de desalojo más reciente ha sido para la puerta 6, pero los Servicios Sociales concedieron informe de vulnerabilidad a la persona que vive allí. El procedimiento se repite piso a piso. El fondo de inversiones insta al desalojo y las actuales residentes del bloque se defienden documentando su situación de precariedad. 

El 11 de abril se intentó en la puerta 2 y el juez lo aplazó, entre otras cosas porque los agentes se vieron superados en número por los manifestantes, que siempre apuestan por una resistencia pacífica y performativa (con disfraces o caretas de Aquí no hay quien viva, por ejemplo). Entonces se estimó el informe de vulnerabilidad de la persona que vive en esta puerta, como ahora, pero los agentes no madrugaron tanto y la notificación de la comitiva judicial no se hizo tanto de rogar. 

Hoy ha sido sobre la bocina, cuando el piso ya se daba por perdido. “No entendemos qué ha pasado. Parece que tengan que hacer esto entretenido. Al final es una manera de desgastar, de meternos miedo y de ver que son más que nosotros y que pueden hacer con nosotros lo que quieran. Los agentes nos han identificado a todas y nos han expulsado de la calle con violencia. Después han entrado en la finca y han estado mirando todas las plantas, pero no sabían cuál era la puerta del desalojo”, ha asegurado la residente de Caixers ante la atenta mirada de transeúntes y turistas.  

Con el despliegue policial consolidado, los manifestantes convocaron una protesta para hoy a las 20 horas por una expulsión que daban por hecha. Buscaban denunciar las “dinámicas de turistificación y gentrificación que ven la vida de las personas y las casas como mercancía, especulando con algo que es un derecho”. Finalmente han desconvocado la protesta, aunque aún siguen sin creerse el final de este sexto intento de expulsión en la finca de Ciutat Vella.

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