Russafa saca el orgullo de barrio: “Las redes comunitarias están ahí, bajo el asfalto”

Más de 400 personas participan en un encuentro vecinal que pone en valor la historia y el presente de un barrio marcado por la gentrificación

Las vecinas del barrio en la Biblioteca Humana

Las vecinas del barrio en la Biblioteca Humana / L-EMV

C.Moreno

La semana pasada se celebró un encuentro popular para fomentar la pertenencia al barrio de Russafa. Diferentes asociaciones vecinales como Plataforma per Russafa, Joves per Russafa o las AFAs de los centros educativos del barrio compartieron la jornada en la calle Puerto Rico con instituciones públicas como el Centro de Salud, el Centro de Juventud o la Universidad Popular, todas ellas reunidas bajo el paraguas de la Coordinadora de Ruzafa. 

El encuentro sirvió para mejorar las condiciones habitacionales del barrio, incidiendo en los siguientes ejes de trabajo: la importancia de la alimentación saludable y sostenible en la infancia y adolescencia, la ecosostenibilidad de las acciones vecinales, el sombraje y naturalización de los espacios públicos, así como la relación intergeneracional en torno, en este caso, a los juegos populares. 

A su vez, diferentes colectivos se unieron a la celebración para difundir sus reivindicaciones en contra de la turistificación y gentrificación del barrio. Como declara Vicent Horcas, del AFA del CEIP Jaume Balmes: “Las redes comunitarias están ahí, bajo el asfalto, palpitando con la vida del barrio, emergiendo siempre que les cae una gota de agua”. 

Encuentro vecinal en Russafa

Encuentro vecinal en Russafa / L-EMV

Durante el encuentro, el vecindario pudo disfrutar de la convivencia con creatividad, implicación y ganas de tomar la calle, ofrecida a las familias y cualquiera que se acercaba a disfrutar de las actividades organizadas por el colectivo. Por la tarde los más pequeños pudieron prepararse su propia merienda fresca y ecológica gracias a tres talleres de cocina: brochetas de fruta de temporada, canapés de manzana con crema de cacahuete del collaret y cocas de maíz con patés de verduras. 

También se organizaron talleres para luchar contra la emergencia climática y hacer propuestas colectivas con las que refrescar el barrio: un taller para identificar los refugios climáticos y un taller de sombreado artístico. 

Biblioteca humana

A su vez, se dispusieron mesas para jugar a juegos tradicionales como el truc, las chapas o los tacos, donde se produjo un intercambio generacional entre las personas participantes. Además, se contó con la intervención de la 4ª edad en una Biblioteca Humana, donde las mujeres participantes explicaron cómo era la vida en el barrio hace casi cien años y los juegos con los que pasaron la infancia. 

Por último, para completar la oferta hubo una demostración de taichi, un taller de pintacaras y un taller de música con objetos reciclados, que amenizaron el final de la jornada. Además de las organizaciones y servicios públicos del barrio, Justicia Alimentaria y La Dula colaboraron durante el proceso para dinamizar y hacer crecer el colectivo, dedicado a convertir el barrio en un lugar sostenible y humano. 

De este modo, con las jornadas «Russafa, berena i juga» se ha vuelto a poner en valor la importancia de articular respuestas público-comunitarias ante los nuevos retos vecinales y la actual crisis ecosocial, con la implicación tanto de las administraciones públicas como de los tejidos comunitarios y vecinales del barrio. “Si cuidamos las raíces, las ramas y hojas crecen solas”, resumió Inma Bauset, de la Plataforma per Russafa, a modo de cierre de la biblioteca humana de la 4º edad.