Un árbitro baja los brazos y dos coches aceleran a fondo entre un pasillo de chavales que no pierden ojo. Sus móviles lo graban todo: las lanzadas, los drift o derrapadas, el humo del neumático quemado, los tubos de escape expulsando llamaradas de fuego, las motos de cross en pleno caballito y también los accidentes, a veces incluso mortales. Casi todos los viernes y sábados del año se organizan en València y pueblos de alrededor las llamadas “kdds”, reuniones de amantes del motor que se citan para comparar sus vehículos tuneados y en algunos casos medirse en técnica y velocidad sobre el asfalto. Es decir, en carreras ilegales. 

En agosto de 2022 saltó a los medios una de estas concentraciones clandestinas por el atropello grave de una menor del público en el polígono de Sagunt. El 17 de octubre de 2023 los vecinos de la avenida José Roca Coll –en Patraix– denunciaron la presencia de rails aprovechando las parcelas a medio camino de su urbanización. Y cuatro días más tarde la Policía identificó a 24 personas tras detectar una carrera ilegal en Turianova, junto a la Nueva Fe. Las competiciones que antaño se organizaban en el Cementerio General o La Marina de València han encontrado nuevas ubicaciones en polígonos y PAIs. Pero, ¿cómo se organizan?

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