Sería un acto de ceguera negar que algo malo le sucede al Villarreal. Más allá de las bajas y la acumulación de partidos, los amarillos mostraron ayer una apatía preocupante que permitió al Getafe hacerse con la victoria sin realizar un esfuerzo superlativo. Los goles de Lafita y Álvaro Vázquez bastaron para superar al submarino que sólo suma una victoria en siete partidos y acumula su tercer partido consecutivo sin ganar. Se aleja a tres puntos de la Champions y se queda sexto, empatado con el Deportivo.

Las circunstancias obligaron a Marcelino a cambiarle el traje a su equipo. El asturiano prefirió reservar a un Bakambu tocado y saltó al campo sin un 9 de referencia. Samu García se instaló en la punta y, por detrás, el técnico planteó una línea de tres con Jonathan de mediapunta y Nahuel y Castillejo en bandas. Atrás, Trigueros y Pina debían encargarse de generar juego. Por su parte, en defensa, sorprendió el regreso a la titularidad de Adrián Marín. Una señal de lo poco que cuenta Jokic.

La verdad es que el resultado con el que se llegó al descanso fue un castigo excesivo para los amarillos. El submarino se mostró muy activo en los primeros minutos, guiado por un Trigueros con las ideas muy claras. Pero la ausencia de un delantero centro mandó al limbo la superioridad inicial del Villarreal. Así lo demostró Nahuel, en el minuto 16, cuando desperdició una clara ocasión tras una contra conducida por Samu García. Un hombre de área no hubiese perdonado.

También es verdad que la suerte no estuvo del lado amarillo, en el arranque. Un disparo en el interior del área de Trigueros se estrelló en la escuadra e impidió que se adelantara el Villarreal.

De todas formas y a pesar de las buenas intenciones amarillas, el Getafe demostró más colmillo y de ahí el premio del resultado. Escribá apostó por dos delanteros, Scepovic y Álvaro Vázquez y dejó libertad en los extremos a Lafita y a Sarabia. Estos dos fueron quienes marcaron diferencias.

El canterano del Real Madrid ya avisó en el minuto 6 con un fantástico centro que remató Scepovic. La mano salvadora de Areola obró el milagro. Pero entonces apareció en acción Lafita, que se aprovechó de la tibieza de la defensa visitante. Mario le dejó espacio y el aragonés se introdujo en el área. Encontró un hueco para el disparo, ante la desidia defensiva de Nahuel, y clavó la pelota junto a palo izquierdo de la puerta de Areola. 1-0 y el Villarreal comenzaba a dudar de sí mismo.

Sarabia evidenció esa desconfianza con una fácil penetración por la derecha. Apenas encontró oposición en Adrián Marín y ensayó un duro disparo que, otra vez, Areola evitó que se convirtiera en gol. Era el minuto 30 y los amarillos entraban en depresión.

Cambios y lesión de Mario

La solución para revertir la situación pasaba por una inyección de moral para recuperar la intensidad. Marcelino intentó que Denis Suárez fuese ese revulsivo, pero antes de que sus efectos se pudieran notar, el Getafe decidía.

De nuevo Mario defendió sin intensidad a un Lafita que se marchó y centró al corazón del área. Areola fue a cubrir el remate de Scepovic, lo que permitió a Álvaro Vázquez rematar solo a placer en la línea de gol. 2-0 en el minuto 51 y misión imposible.

Se puso todo aún más difícil cuando Mario, con problemas en el abductor, dejó su puesto a Rukavina. Salió al campo Bakambu, pero apenas pudo aportar el congoleño. Incluso ayudó al Getafe con un error en el centro del campo que casi se convirtió en el 3-0. Scepovic y Álvaro Vázquez montaron una contra que no fue gol porque el barcelonés no acertó a rematar a la red. El Getafe se dedicó a ver pasar los minutos, mientras el Villarreal se estrellaba contra su propia impotencia. Las alarmas se encienden.