Alrededor de 100.000 personas participaron ayer en la Romeria de les Canyes, el acto central de la segunda jornada de las fiestas fundacionales de Castellón y con el que se rememora el traslado de la población desde el Castell Vell hasta la próspera llanura donde se asienta la ciudad desde hace 765 años.

Convertida en un manto verde por el color de las cintas que cuelgan de las 25.000 cañas repartidas en esta edición, la plaza Mayor de Castellón fue el punto de encuentro para los romeros antes de iniciar el camino hacia el ermitorio de la Magdalena y sellar así el sentimiento colectivo como pueblo. A las 6.30 horas, la campana Vicente ha entonó desde el Fadrí los primeros repiques para anunciar el día grande y convocar a los peregrinos. Miles de ellos acudieron puntuales hasta el Mercat Central de la población para recoger una de las 25.000 cañas preparadas y repartidas, un año más, por la familia Renau, con Fernando Renau, el 'canyer' oficial, al frente.

En un ambiente festivo marcado por la tregua dada por la lluvia y el viento, y bajo el inconfundible sonido de la dolçaina y el tabal, los romeros, caña en mano, cumplieron mientras aguardaban la salida de la Romeria tras la misa con otra de las tradiciones gastronómicas de la jornada: el desayuno a base de «figues albardaes». También actividad incesante se respiró desde primera hora en la planta baja del Ayuntamiento de Castellón, punto de encuentro para representantes festeras „con las reinas Carolina Tárrega y Lola Marco al frente„ y las autoridades políticas, que integraron la comitiva que ha abierto la Romeria. Entre los representantes políticos destacó la presencia de la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, acompañados por la consellera de Vivienda, María José Salvador, el conseller de Educación, Vicent Marzà, y la concejala de Fiestas de Castellón, Sara Usó „ambos vestidos con la indumentaria tradicional„.

También asistieron la presidenta del PPCV, Isabel Bonig y el expresident del Consell, Alberto Fabra. Bonig criticó «el cambio de protocolo» para que la alcaldesa no participara en la misa de romeros. El gobierno local apuntó que se trataba de «una falsa polémica».