Los autores de la investigación sobre la contaminación del humo de los fuegos artificiales y la "cremà" de fallas y hogueras recomiendan alertar a la población "sobre los riesgos de respirar este humo, especialmente cuando se desconocen los efectos sobre la salud a largo término de la exposición a niveles muy altos de las partículas metalíferas". Así, Teresa Moreno, señala que el sentido común "nos dice que nunca es bueno inhalar este humo, aunque solo suceda en ocasiones puntuales a lo largo del año". La investigadora compara el problema con el del tabaco: "Cuánto menos te expongas al humo, menos efectos negativos tendrá para la salud, por lo que la mejor solución es evitar inhalarlo".

Moreno es consciente de que "nunca se van a prohibir los fuegos artificiales, con lo cual el consejo más obvio es que los espectadores se coloquen en un lugar no afectado por la llegada de las emisiones y busquen siempre la dirección contraria a la que vaya el viento".

Además, y esto puede ser polémico para las "mascletades" y la "cremà" fallera, los investigadores recomiendan que se modifique el lugar de las exhibiciones, "de tal forma que el penacho de humo se aleje de las zonas densamente pobladas". "Es mejor disparar los fuegos artificiales en lugares abiertos", apunta Moreno.

Los científicos, que piden que estos festejos con pólvora se hagan de una forma más ecológica, también recuerdan que otro problema añadido son las mezclas químicas de los distintos fuegos artificiales, ya que algunos contienen metales muy tóxicos, como el plomo o cancerígenos como el antimonio. "Debería haber controles estrictos en la importación de los fuegos artificiales para evitar aquellos con la composición química potencialmente más peligrosa", concluye Moreno. r. m. valencia