Una mina de arcilla proyectada sobre el arroyo Canales, que desemboca en el río Palancia, amenaza la supervivencia de una de las poblaciones más abundantes de trucha autóctona, según confirma los censos y análisis genéticos realizados por la Conselleria de Medio Ambiente.

Diversos colectivos vecinales, partidos políticos y organizaciones de defensa ambiental entre las que se encuentra AEMS-Ríos con Vida de Valencia se han personado en contra de este proyecto que paradójicamente coincide con la puesta en marcha de un Plan de Gestión para la Trucha Común Autóctona de la Comunitat Valenciana.

El conflicto medioambiental data del año 2000, cuando una empresa solicitó la concesión de un permiso "de investigación" en el municipio de Bejís que en 2004 se convirtió en una petición oficial de concesión minera. Poco después, el Ayuntamiento de Bejís, inicia los trámites de su plan general sin contemplar la actividad minera. La zona de cantera fue calificada como "terreno no urbanizable de especial interés forestal y paisajístico".

Los recursos presentados por colectivos locales, entre los que figura una plataforma creada contra la mina, lograron paralizar el expediente en la Conselleria de Industria por un defecto de forma que la empresa minera ha recurrido, mientras ganaba también un recurso contra el ayuntamiento, obligado por la Justicia a cambiar su PGOU en lo relativo a los terrenos sobre los que se concedió el permiso de investigación.

Los grupos opuestos a la mina prevista en Collado Girón destacan que la erosión, los arrastres y el sedimento liberado por la actividad minera pueden ser la puntilla para una población escasa y muy amenazada.

Análisis genético

Tanto los estudios realizados por la Conselleria de Medio Ambiente como lo que hizo la Universitat de Valencia coinciden en la precaria situación de la trucha común en toda la Comunitat Valenciana.

Además, un análisis genético encargado al Departamento de Genética de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Santiago de Compostela permitió establecer el origen de las distintas poblaciones de trucha, un factor "esencial" a la hora de aplicar programas de gestión y conservación de recursos.

Según el citado informe, el "marcador" de origen centroeuropeo resultado de las repoblaciones realizadas en las últimas décadas está presente en mayor o menor grado en todos los rios trucheros valencianos, aunque destacan las cifras obtenidas en el río Túria, cuya población es completamente centroeuropea.

Otros cauces como el Vallanca registran una importante "contaminación" ya que los genes de origen Mediterráneo o Adriático -citados como autóctonos- suman el 68%.

En el Palancia, el origen autóctona de la trucha se justifica en el 80% de genes mediterráneos hallados en su población, solo superados por el 86,4% del río Villahermosa.

Tras identificar "la alteración del hábitat, la "sobreexplotación pesquera" y una inadecuada política de repoblaciones como causantes del declive de la trucha autóctona, el informe de la Conselleria de Medio Ambiente destaca que es necesario "mantener reservorios genéticos de la trucha" en cada región.

"Las cuatro poblaciones con componente autóctono preferente deberían constituir un objetivo prioritario de conservación" y contribuir a crear dos unidades de gestión operativas para la trucha común en la cuenca alta del Túria-de donde desapareció- y en las cabeceras de los ríos de Castelló mejor conservados.

Las organizaciones que actuan en defensa de río Bejís, creen que pese a estos avales científicos la mina podría obtener los permisos en breve.