Los daños causados por vándalos dejan una factura de miles de euros a Alginet

La reiterada quema de contenedores genera alarma

La Policía Local y la Guardia Civil comparten perfiles y estrechan el cerco sobre los autores

Un contenedor humeante, a escaso metros de un vehículo aparcado en la vía pública.

Un contenedor humeante, a escaso metros de un vehículo aparcado en la vía pública. / Levante-EMV

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

La factura de los contenedores le sale muy cara al Ayuntamiento de Alginet desde hace años. El vandalismo se ceba con los basureros y los episodios de los últimos fines de semana tiene ya un coste cercano a los 20.000 euros. El consistorio ha reclamado mayor vigilancia a la Guardia Civil, con quien ha compartido información sobre los perfiles de los sospechosos y se estrecha el cerco sobre los autores.

La preocupación se expande entre las calles de la localidad ante la aparición de nuevos contenedores quemados. No es una situación nueva. En el pasado, los autores de las quemas utilizaron el fuego como ardid para mantener ocupadas a las autoridades policiales e intentar forzar viviendas o vehículos.

Restos de ceniza de un contenedor.

Restos de ceniza de un contenedor. / Levante-EMV

En las últimas semanas, no ha sido el caso. «Es quemar por quemar. Todo el vandalismo preocupa y molesta, pero esto puede llegar a ser muy peligroso», comentaba a Levante-EMV el alcalde accidental de Alginet, Andrés Añón. El anterior fin de semana, ardieron unos colchones y un contenedor, lo que provocó daños importantes en la fachada de una vivienda y en los suministros de electricidad e internet. La factura ronda los diez mil euros. La cuantía se duplica si se suman todos los actos vandálicos recientes.

Añón y el jefe de la Policía Local se han reunido con los responsables de los cuarteles de la Guardia Civil de Carlet y Sueca para reclamar mayor vigilancia en las calles. También para compartir los perfiles de los sospechosos. «Ya se ha iniciado el procedimiento para que se les imputen delitos de daños», indicó Añón, que reconoció el desasosiego que genera: «Cuando llega el fin de semana y suena el teléfono, ya doy por hecho que ha vuelto a suceder.