La número dos del PPCV vino ayer a asumir que el «dedazo» se ha acabado en el PPCV y que, a falta de de precisar las fórmulas, las primarias son ineludibles. «Lo pide la militancia y la calle», aseguró. Ahora bien, mantuvo que en estos momentos es imposible instaurar un proceso de primarias y que habrá que esperar a los congresos. El debate sobre la sucesión de Fabra fue objeto de varias preguntas en la rueda de prensa, pero Bonig evidenció que es Génova quien ha cerrado la puerta a un posible congreso extraordinario.

Ahora bien, en el PPCV se da por hecho que la dirección nacional adoptará alguna medida para evitar que el fraccionamiento interno por el vacío de poder vaya a más. Génova podría reforzar a los números dos del partido, es decir, a Bonig. Con la vista puesta en Madrid, la coordinadora ha convocado para hoy a alcaldes y portavoces municipales para contener el descontento e inyectar ánimos.

Ayer cargó contra el tripartito y denunció que el acuerdo firmado por los socialistas es «el acta de defunción política de un partido que debería representar el modelo de centro izquierda europeo capaz de ser una alternativa seria de gobierno». «Puig es un rehén de Mònica Oltra y de Podemos», subrayó. Denunció el «cordón sanitario contra el PP» hecho por todos, incluido C's. Remarcó que la izquierda ejerce «la vieja política «en la que las instituciones están al servicio de los intereses del partido» y puso como ejemplo de «mercadeo» y «acto bochornoso» la elección de Colomer como presidente interino. También echó mano del discurso del miedo al afirmar que la izquierda está en contra de la Constitución y acabará con la enseñanza.