Uno de los temas que ocuparon largas conversaciones durante sus numerosas caminatas senderistas de fin de semana entre los malogrados Paco Sanchis, director de Caixa Ontinyent hasta su final, y Vicent Ll. Montés, magistrado, catedrático y un ilustrado como pocos, fue el de la agricultura valldalbaidina y su potencial económico futuro. Desafortunadamente, dichas elucubraciones no quedaron registradas y poco se puede hoy decir sobre sus visiones. Sin embargo, la irrupción de diversos conatos recientes obligan a detenerse y repensar dicha asignatura pendiente, la agricultura en la Vall d'Albaida.
Uno lo ponía un conocido activista comarcal, Casimir Romero Garcia, quién la semana pasada se dirigía públicamente a la conselleria de agricultura de la Mancomunitat, donde se lamentaba de la falta de perspectivas y, lo que viene a ser lo mismo, de falta de relevo generacional. Con todo, lanza una serie de propuestas que no deberían caer en saco roto y ser estudiadas concienzudamente desde el gobierno de la Mancomunitat. De las que cabe reseñar el Pla de Regadius, poner en funcionamiento el Centre de transformació d'aliments de La Pobla del Duc, rejuvenecer el campo, poner en valor las variedades de frutas y verduras propias de la comarca, tales como acontece con el meló d'or de Ontinyent o como con el moscatell d'Alexandria, la poma reineta, etc. Asimismo, y ahí tenemos la exitosa experiencia de Carrícola, propone un estudio que permita ir transformando parte de la agricultura convencional en ecológica.
Precisamente bajo el título de «Model Carrícola», la revista El Temps se hacía eco recientemente de cómo ha hecho saó la agricultura ecológica en este pequeño municipio desde su implantación, hace más de tres décadas, lo que está repercutiendo en que se le tome como «un exemple de desenvolupament rural al País Valencià». Sus productos son demandados por los mercados de Alemania, Francia o Dinamarca.
Abundando en el tema agrícola, una llamada de atención a la Mancomunitat, el pasado fin de semana en el municipio del presidente del ente comarcal, o sea Vicent Gomar de La Pobla del Duc, veía como el eurodiputado de Compromís Jordi Sebastià, clamaba que «ayudando al agricultor solucionaremos los problemas de la agricultura». Sebastià aprovechó su paso por la comarca para apuntar, frente a un futuro en el sector no exento de incertezas, que los problemas agrícolas a resolver serían el abandono de los campos, envejecimiento de los agricultores o la competencia desleal de las importaciones.
Si tenemos en cuenta que en el último pleno de la Mancomunitat valldalbaidina se le otorgó al Partido Popular el área de Agricultura, considerada como una asignatura maría, habrá que concluir que con el nuevo gobierno socialista de Gomar todos los indicios señalan que su suerte, a día de hoy, tiene muy difícil cambiar el rumbo del ostracismo. Parece que iniciativas dinamizadoras como el IV Encuentro Comarcal de Agricultura de Autoconsumo celebrado en Otos han hecho poca mella en el gobierno de Gomar. Cabe preguntarse ¿Para qué sirvió el viaje de representantes del Centre de Transformació Agroalimentària de la Vall a un proyecto semejante en Francia? O, ¿Qué hacemos con la marca 'Vallblanca'?
