El alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, tendrá un serio problema de credibilidad si el año próximo por estas fechas no se percibe alguna concreción más en la rehabilitación de la ermita del Puig, paralizada desde 2012. Cerdà renovó en la romería del pasado domingo su «apuesta firme por el patrimonio» y su compromiso por la conclusión de estas obras. Y aportó datos muy concretos. Recordó que la petición de una subvención „tal como avanzó este diario„ está formulada desde el pasado 27 de enero. Y que en unas pocas semanas cristalizará, aseguró, el compromiso de la Diputación de Valencia de aportar 100.000 de los 150.000 euros que cuesta la fase novena y última de esta obra. Los otros 50.000 los pondrá el ayuntamiento, según garantizó.

Sin embargo, al igual que durante los años de la romería anual en los que la ermita estaba en ruinas o los años en los que, tras una serie de obras muy importantes el avance de las mismas se detuvo, en el seno del Salvem el Puig! hay cierto desánimo. Y es que las esperanzas depositadas en un nuevo gobierno municipal de izquierdas eran muy altas. Y ya hay voces que recuerdan que pese al poco aprecio del PP y del alcalde Alfonso Rus hacia esta plataforma y su reivindicación, no es menos cierto que bajo la presidencia de éste en la Diputación de Valencia se produjo uno de los mayores impulsos a esta obra. Y que ocho de las nueve fases ejecutadas las han acometido gobiernos del PP.

Cerdà detalló que esta última fase de las obras se adjudicará «todavía en 2017», por lo que vaticina que el cierre de la nave de esta ermita gótica estará muy avanzado en la romería anual de 2018. El primer edil de Xàtiva también adelantó que hay negociaciones con la propietaria del templo, la parroquia de Sant Pere, para los usos del mismo por parte del ayuntamiento. Y agregó que esas negociaciones incluyen la ermita de Sant Antoni, en ruinas. Hasta el punto de que dicha ermita podría «pasar a ser titularidad del ayuntamiento», según señaló. Unas 150 personas acudieron a la romería.