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Ser guionista no es ningún chollo. Pese a la imagen atractiva que se suele tener de este colectivo -tipo enrollado, ingenioso, ligeramente atacado de los nervios y aficionado a la vida alegre (habría que sopesar cuánta culpa tiene Woody Allen en la perpetuación de este esquema)-, la realidad es bastante diferente. Al menos en la Comunitat Valenciana. Es lo que dice un estudio elaborado por la Universitat de València, la Fundación Autor y la Sociedad General de Autores (SGAE).

Escribir no es profesión para viejos. Ni para maduros. Esta es una de las conclusiones de la investigación. La mayoría (más del 53%) tiene de 25 a 35 años. Y de 46 a 60 años sólo hay un 17%, lo que indica una deserción en masa a partir de esta edad. O sea, que ser guionista "solo se sostiene siendo joven, sin ataduras financieras ni familiares de calado y sin perspectivas de jubilación. Siendo un poco inconsciente, en suma", interpreta Escriptors de l'Audiovisual Valencià (EDAV), entidad que agrupa a más del 90% de los profesionales asociados.

Es también una profesión de hombres (tres de cada cuatro lo son) y de mucho mileurismo, puesto que la media de ingresos anuales se sitúa entre 12.000 y 18.000 euros. Sólo uno de cada tres vive de lo que escribe.

Lo mejor pagado en el ramo son las películas para televisión (TV movies en el argot), por el guión de las cuales se cobra como media 23.837 euros. Por el de un largometraje de cine se alcanzan los 22.000 justitos y por un capítulo de 50 minutos para una serie no se llega a los 2.700 euros. Si el episodio es de 30 minutos, hay que conformarse con menos 1.200 euros. Así que las tablas de precios fijadas por algunas asociaciones de guionistas parece que poco tienen que ver con la realidad de lo que están dispuestas a pagar las productoras.

Y menos mal que está el mercado televisivo, porque las condiciones del guionista de cine son bastante peores, según el estudio, realizado a partir de encuentas a los profesionales. El 65% escribe principalmente para la pequeña pantalla. Sólo el 8% de los guionistas de cine se dedica en exclusiva a esta tarea (68% en el caso de la televisión) y casi la mitad de estos escritores gana menos de 6.000 euros al año.

Los derechos de autor no son tampoco una bicoca en el sector: sólo el 34% ha comprobado empíricamente que existen y que se cobran.

La relación con las productoras es casi de sometimiento, según refleja el estudio de la Universitat, puesto que el 61% de los guiones que ceden a estas empresas no se cobran nunca. Y el 30% de los que sí que se pagan no ascienden a la mitad de lo solicitado.

Una de las conclusiones del trabajo apunta al falso mito del audiovisual como espacio hipersubvencionado. "Es sencilla y llanamente falso", subraya EDAV, al menos en lo que toca a los guionistas: el 60% de estos jamás ha recibido una subvención.

Tal vez la clave de que no haya un abandono masivo de la profesión está en que el 60% valora la satisfacción que genera el producto realizado. Eso sí, casi la misma proporción considera que el éxito depende tanto de trabajar bien como de los amigos que se tengan en la profesión. Un 15% -peor pensados- cree que lo cuenta son los conocidos en la Administración.