El universo de la televisión digital terrestre (TDT) da señales de una profunda crisis poco después de cumplir su primer año de vida (el pasado mes de abril). La pantalla del televisor rebosa de canales (más de mil en toda España), pero las últimas decisiones de las mismas cadenas que los ocupan están demostrando que su viabilidad es casi imposible. La tarta de la publicidad televisiva es cada vez más pequeña (los ingresos se han reducido un 20 % en los primeros meses de este año) y la vida fuera de los dos grandes grupos empresariales privados (Mediaset/Telecinco y Planeta/Antena 3) es cada día más dura. Al menos, a nivel estatal. En el caso local -y el de la C. Valenciana es paradigmático-, la mayoría de adjudicatarios de licencias ha optado por directamente no salir, retirarse al poco de empezar o incumplir con impunidad las condiciones de los contratos. Salvo honrosas excepciones, éste es el panorama.

El caso de VEO 7. Una de las primeras señales de asfixia la ha dado VEO 7, la cadena de Unidad Editorial (grupo editor de los diarios El MundoMarca), que ha anunciado su cuasi cierre. Ni la apuesta por nombres y rostros conocidos -y caros-, como Ernesto Sáenz de Buruaga o José María García, ha conseguido incrementar la audiencia de esta televisión, que no ha alcanzado un 1 % de cuota de pantalla. Cerró el último mes de mayo con un 0,9 % de media. Las pérdidas se sitúan en más de nueve millones de euros en los tres primeros meses del año. La primera decisión fue despedir a las redacciones de informativos y deportes. La segunda, anunciar que pondrá punto final al modelo actual de la cadena cuando acabe junio. Significa que dejará de ofrecer producción propia y se limitará a contenidos enlatados.

El director de El Mundo e impulsor de VEO 7, Pedro J. Ramírez, ha justificado estas acciones en la situación de "catástrofe económica" actual y, a través de su diario, ha apuntado a las deficiencias del sistema de medición de audiencias. Ahora está por ver el camino que toma: si se convierte en un canal de series o de tarot.

Ayuda para Intereconomía. Una de las claves para entender la caída de VEO 7 es que no ha podido en toda la temporada con la otra televisión (también de las pequeñas) por cuya audiencia entró a competir. Intereconomía, marcada por el perfil ultraconservador de sus tertulias políticas y sus contenidos informativos, se ha mantenido por encima todo el año (la cuota media de pantalla en mayo fue del 1,6 %).

El caso de esta cadena es curioso: en la primera franja de la mañana logra datos mejores incluso que Canal 9, cuyo Bon dia de Ignacio Carrau suele quedar por debajo, pero luego la audiencia se diluye para repuntar al llegar la noche, cuando El gato al agua y Punto pelota ponen en juego la vociferante armada que es seña de identidad de la casa. Pese a que sus cifras son las mejores de las nuevas televisiones generalistas, no ha tenido más remedio que iniciar una colecta entre sus seguidores, tanto los de la televisión y la radio como los del diario La Gaceta, a los que ha empezado a pedir una contribución monetaria para poder seguir existiendo.

Dudas en La 10. La 10, del grupo Vocento, tampoco tiene mejores expectativas. Su audiencia es pobre (0,4 % en el mes de mayo), uno de sus símbolos, Curry Valenzuela (emblema también de la prensa conservadora), acaba de abandonar su parrilla, ha caído asímismo el informativo principal y en los portales de noticias de televisión han aparecido comentarios indicando que no volverán. La situación es, por tanto, similar a la de VEO 7.

Fusión católica. En el ámbito confesional, Popular TV (la televisión de los obispos, hermana de la COPE) ha desaparecido para ser absorbida por 13 TV, la nueva cadena de orientación católica encabezada por el empresario valenciano José María Mas Millet (expresidente de Antena 3). En la C. Valenciana, Popular TV del Mediterráneo (adjudicataria de una de las dos licencias autonómicas otorgadas por el Consell) ha decidido mantenerse en antena. La intención es conservar el programa deportivo de Paco Lloret y El faro, los dos programas punteros, y llegar a un acuerdo con un nuevo proveedor de contenidos. Todo apunta a 13 TV, dada la afinidad editorial y la coincidencia de accionistas (Mas Millet) en ambas empresas.

Caída de Mediamed. El empresario José Luis Ulibarri también tu?vo el sueño de crear un imperio televisivo al calor de las nuevas TDT. Iba a ser Mediamed, grupo con el que pretendía tejer una red de televisiones locales. En el reparto de licencias de la Comunitat Valenciana obtuvo trece, pero desde la sombra: con participaciones en firmas que resultaron adjudicatarias o comprándolas posteriormente, en una estrategia en la que algunos vieron la mano del entonces portavoz del Consell E. González Pons, pero que los juzgados validaron. El caso Gürtel se cruzó sin embargo en el camino de Ulibarri, imputado por unos contratos en Madrid, y en medio del embrollo judicial, la crisis económica y las pérdidas en las cadenas locales, se apartó y vendió sus acciones. El grupo, que operaba con la marca Tele 7, no ha conseguido levantar cabeza y ha entrado en concurso de acreedores. Todo un síntoma de la crisis de las televisiones.