Nueve meses después de dar por concluidas las obras de la quinta fase de ampliación del Museo de Bellas Artes, las nuevas salas permanecen vacías. El director del Museo de Bellas Artes, José Ignacio Casar, señaló ayer que espera que en 2018 se pueda tener la licencia municipal de ocupación de la quinta fase de rehabilitación y remodelación del museo, requisito necesario para poder utilizarla.

En estos momentos no se pueden ocupar esas instalaciones porque están pendientes los permisos municipales, aunque Casar Pinazo entiende que durante 2018 «se debe conseguir» esa licencia. Esta solicitud del permiso debe, según Casar Pinazo, emitirla el Ministerio, aunque esto no será posible hasta que concluya la redacción del Plan de autoprotección del museo, actualmente en curso. El actual ha quedado obsoleto debido a que se refiere a la situación previa a la finalización de la quinta fase, y una vez se apruebe tendrá que ser evaluado por el Ayuntamiento de València, que a partir de ese momento dará la licencia. Además, el director explicó que se están realizando pequeñas actuaciones -que se prolongarán durante un mes medio- en el área nueva debido a que quedaron fuera del proyecto de la quinta fase por los cambios en el presupuesto.

Sobre el futuro Plan museológico, Casar Pinazo avanzó que el objetivo es que el 15 de diciembre haya una revisión y una teórica aprobación por parte del Ministerio de Cultura de ese documento, para lo cual se van a ir haciendo entregas parciales con el fin de que se puedan ir revisando.

El director del museo recordó que representantes del ministerio efectuaron «una serie de consideraciones» al plan que están atendiendo. Entre ellas señaló que el ministerio pretende que haya «un discurso muy continuo en la línea de tiempo», mientras que el museo defiende que eso no se haga en «menoscabo» de la presencia de artistas valencianos en la colección permanente.