Bañistas en kayak invaden en Xàbia una cala 'secreta' de la reserva marina

Los turistas desembarcan en tropel en espacios costeros protegidos, frágiles y recoletos que este verano sufren, por primera vez, masificación

La excursión de veinte kayaks y cuarenta bañistas desembarcó en una cala de difícil acceso. | A. P. F.

La excursión de veinte kayaks y cuarenta bañistas desembarcó en una cala de difícil acceso. | A. P. F. / alfons padilla. Xàbia

Alfons Padilla

Alfons Padilla

La plataforma de náufragos o tangón del cabo de Sant Antoni, en Xàbia, se terminó de construir en 1899. Un cronista de la época destacó que se ponía fin «al aterrador espectáculo de los infelices náufragos tratando de escalar aquellas rocas talladas a pico». Hoy los dichosos (las vacaciones son un estado de dicha) turistas trepan por esas mismas rocas.

Los bañistas trepan por las rocas del antiguo «tangón». | A. P. F.

Los bañistas trepan por las rocas del antiguo «tangón». | A. P. F. / alfons padilla. Xàbia

Del antiguo tangón queda un desmedrado muro de mampostería y el nombre de todo este litoral, conocido como la cala del Tangó. Ya no hay desventura en esta costa, sino aventura en masa. Este verano ha habido días en los que en la cala más apartada y recoleta, a la que por tierra se llega tras caminar por una tortuosa senda, ha desembarcado un tropel de bañistas llegados en kayak. Este espacio frágil y protegido (forma parte de la reserva marina del cabo de Sant Antoni) ha sufrido por primera vez masificación.

De golpe, como se ve en las imágenes, llegaban veinte kayaks y hacían tierra cuarenta turistas. La cala es angosta. Estos bañistas se sumaban a los que habían acudido por su cuenta también en kayak o en tabla de paddle surf o a nado desde uno de los barcos amarrados a las boyas de fondeo. Los bañistas que llegan por senda son escasos. El mar se ha convertido en el coladero de las calas antes secretas y solitarias.

Los bañistas de las excursiones en kayak trepan por la roca de la antigua plataforma de náufragos. Cada uno elige un saliente y una altura para lanzarse al mar. A principios del siglo XX, el tangón fue la esperanza de los desdichados cuya embarcación se iba a pique. Ahora esa roca es un festivo y concurrido trampolín. El turismo de masas reescribe la historia.