Fundar una compañía en plena Guerra Civil debe haber sido una decisión difícil de tomar. Pero el abogado catalán Lluís Carulla Canals no dudó en dejar de lado los estudios para las oposiciones y abrir en 1937 su primera planta de cubitos de caldo concentrado en Barcelona. Así nació Gallina Blanca (entonces llamada Gallina d´or), una empresa que, 75 años después, se ha consolidado como una de las mayores plataformas alimentarias internacionales.

Eran tiempos en los que escaseaban los alimentos y Gallina Blanca ofrecía más calorías que las que contiene la yema de un huevo. Así lo anunciaba en la portada del diario La Vanguardia, que contrató en exclusiva solo dos meses después de haber entrado en el mercado. Su apuesta por las herramientas más innovadoras de la publicidad y el mercadotecnia, ámbito en el que pocas empresas invertían en aquella época, ha sido señalada en repetidas ocasiones como su elemento primordial de éxito.

A la portada le siguieron otros hitos, como el lanzamiento de Avecrem en 1954. Para tal ocasión, la firma contrató a Sofía Loren, que viajó a Barcelona a promocionar la nueva pastilla de caldo en el programa radiofónico «El buque fantasma», presentado por José Luis Pécker.

Pero la verdadera revolución publicitaria vino con los recordados «gallicromos». Después de todo, no cualquiera podía darse el lujo de tener en casa una enciclopedia en la década de los 40. Gallina Blanca empezó en 1946 a editar series de seis cromos que servían para completar sus enciclopedias temáticas. Tal fue la popularidad de los gallicromos que se llegaron a imprimir hasta cinco millones y la compañía tuvo que establecer un departamento propio dedicado a estos coleccionables.

Otra iniciativa que destacó fue el corto comercial de cine en 1959. Bajo el nombre de «Burlesque», el anuncio fue ideado por los Estudios Moro, pioneros en la animación comercial española. En un minuto, una gallina se desplumaba en un sensual striptease ante la ávida mirada de un grupo de gallos cuando, de repente, aparecía una mano que acabaría con el espectáculo metiendo a la pobre gallina en una olla de la que saldría convertida en pastillas de Avecrem. El corto recibió la Palma de Oro del Festival de Cine Publicitario de Venecia, el actual Festival Internacional de Creatividad Cannes Lions.

La empresa de Carulla se convirtió en 1965 en el primer holding de la industria alimentaria española con la creación de Agrolimen. En la actualidad, este conglomerado controla el 75 % de la multinacional Gallina Blanca Star, después de que la sociedad suiza Findim Investments le vendiera la mitad de sus acciones a principios de este año. Findim, propiedad de la familia italiana Fossati, pasó así a poseer del 50 % al 25 % de la inventora de Avecrem, que en 2011 tuvo unos ingresos de 650 millones de euros. Gallina Blanca cuenta hoy con dos fábricas en Aragón, una en Extremadura y otras dos en Barcelona, además de las que operan en Milán, Rusia y Argelia. En Valencia (Silla), su matriz Agrolimen tuvo una planta de piensos ya cerrada.

Con una oferta que va desde las clásicas pastillas hasta caldos en brik y tomate frito, Carulla supo edificar una empresa capaz de adaptarse a los tiempos sin dejar de ser un negocio familiar. Muestra de ello son las distintas líneas que la firma ha diseñado para satisfacer mercados alternativos. Como la gama de productos apta para celíacos o la división FoodService, con productos dirigidos al sector profesional hostelero e, incluso, al sanitario.