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Extraño hallazgo de trufa en Sumacàrcer

Un agricultor encuentra por segunda vez en dos años una especie propia de Hungría que se utiliza en repostería por su dulzura

Tiene en Hungría su hábitat natural asociado a bosques de Robinia pseudoacacia, y de este país le viene el nombre por el que se conoce popularmente a este hongo hipogeo, pero el hallazgo de ejemplares de Mattirolomyces terfizioides en campos de Sumacàrcer aunque sea por segunda vez en dos años no deja de ser una rareza. Fermín J. García, un agricultor aficionado a la fotografía, localizó el pasado otoño tres nuevas unidades de trufa dulce de Hungría, un hongo de sabor muy dulce que se utiliza en repostería y, tras enviar muestras a diferentes expertos, todos han coincidido en señalar que, si bien hay algún precedente en España, resulta un hecho nada habitual. «Es muy abundante en Hungría, allí se comercializa y se utiliza mucho en repostería porque tienen un sabor tremendamente dulce, yo diría que empalagoso, pero no tiene ninguna explicación que aparezca aquí (en Sumacàrcer)», comenta la cántabra Ita Paz Conde, una investigadora del campo de los hipogeos reconocida a nivel internacional, que indicó que, a falta de un análisis molecular para certificar que es la misma especie que se recolecta en Hungría, el estudio que había realizado con el microscopio deja lugar a pocas dudas dadas las coincidencias.

Se da la circunstancia de que es la segunda vez que Fermín García localiza en el término de Sumacàrcer ejemplares de trufa dulce de Hungría. «Hace dos años encontré un bulto en tierra y pensé que era un 'camperolet', un champiñón borde, y la curiosidad me hizo volver a los tres o cuatro días para fotografiarlo. No estaba enterrado del todo y se me ocurrió escarbar porque me estrañaba que no hubiera crecido. Veía como una piedra blanca, de dos dedos de anchura, y olía a tierra mojada, a trufa», relató.

Aquel hallazgo le llevó a sumergirse en un mundo, el de los hongos, que según reconoce le ha dejado «alucinado». Perimetró la zona de forma discreta para realizar un seguimiento y, tras no encontrar nada el año siguiente, el pasado otoño se encontró con una nueva sorpresa. La zona delimitada estaba completamente escarbada por los jabalíes, lo que le lleva a suponer que actuaron atraídos por este hongo, y a cierta distancia de este punto, también junto a un naranjo, repetía un hallazgo similar. En esta ocasión eran tres trufas blancas, la más grande de unos 55 gramos y dos más pequeñas de entre 10 y 15 gramos.

Las fuentes consultadas por este agricultor de Sumacàrcer difieren aunque, según explicó, la Sociedad Micológica Valenciana, a la que ya acudió tras el primer hallazgo, tenía una cita en el catálogo de una localización de Mattirolomyces terfizioides en la Granja de la Costera. El responsable de una web especializada en trufas también le indicó que tenía varias localizaciones en Valencia -posiblemente la misma que la apuntada por Somival-, Córdoba y Sevilla y que se trataba de zonas con un clima templado, bien regadas y con abundante materia orgánica.

Fermín García detalló que una hipótesis que le había apuntado Rafael Mahiques, de Somival, es que algún jabalí que hubiera comido este hongo en otro lugar, al defecar, hubiera podido depositar las esporas.

Ita Paz Conde, por su parte, comentó a Levante-EMV que no tiene ninguna explicación la presencia de una trufa dulce de Hungría en esta zona. «La rareza es que aparezca aquí en un cultivo de naranjo», comentó, mientras señalaba que este fenómeno «tiene su interés científico» y que convendría realizar un seguimiento para confirmar si este hipogeo «microrriza, vive en simbiosis con un árbol, en este caso un cultivo de naranjo». «Por lo menos con uno sí, si hay más no lo sabemos», apuntó.

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