El proyecto empezó hace un año y medio, suficiente tiempo como para situar al Orelac como una escudería de referencia en un disputado Mundial en el que hay equipos oficiales que invierten millones de euros. Giulio Bardi recuerda los inicios: «Conozco a José Calero desde hace muchos años. Yo tenía una posición en la organización como director de carrera y representante de equipos, entre ellos el Orelac. Cuando dejé la organización, pasé por otro equipo que acabó en bancarrota pero yo quería quedarme en la pista, en la acción. Contaba con la estructura idónea para el Orelac y ahí empezó nuestra relación. Una de las cosas que tenía claras es que yo quería una estructura con dos pilotos porque hay muchas diferencias en la logística o la manera de trabajar del equipo. Trabajar con Nacho me apetecía porque lo recordaba en Stock, cuando hacía podios, vueltas rápidas y luchaba con Van De Mark o Russo. Algo pasó después cuando pasó a Supersport, que obliga a una conducción diferente. Sigo pensando que tiene potencial pero cuánto nadie lo sabe. Esto es un Mundial y para estar aquí hay que ser muy bueno. Cuando las cosas no van tan bien es cuando se ve el equipo. El nuestro tiene mucho que aprender pero es muy bueno. En las carreras nunca se para de aprender. Después de 27 años, yo sigo haciéndolo. Por eso me gusta tanto todo esto».

Sobre sus primeras vinculaciones al motociclismo, el mecánico de Algemesí recuerda que hace décadas «hubo una época en la que prácticamente todos los fines de semanas había una carrera en Algemesí y los pueblos de alrededor. Había mucha afición y de ahí han salido muchos pilotos como Aspar, Champi o Miralles. Creó un vínculo y un amor al motociclismo que hizo que algunos empezásemos a trabajar. Yo pasé de hacer las motos para los amigos a varias experiencias por la zona y después a empezar a trabajar con Aspar, Derbi, Aprilia o Yamaha. Ya en equipos oficiales. Estuve veinte años en el Mundial de Moto GP y allí me hice primero mecánico y después técnico pero el ambiente de Superbikes me gusta mucho. Al ser motos de serie estás más obligado a usar el ingenio y el trabajo y tienes que hacer tú la moto. Aquí te haces las piezas. Es más friendly. Me he reencontrado con las carreras».