Más vale caer en gracia que ser gracioso, dice el refrán. A Bruselas parece, no obstante, que el sector citrícola europeo no le ha caído en gracia, porque a cada paso que da pone una piedra más en un camino que está repleto de dificultades. En artículos anteriores hemos hablado de diferentes decisiones que ponen en riesgo el futuro de la citricultura europea, desde la perspectiva productiva y desde el ámbito comercial.

La directiva europea 2000/29, relativa a las medidas de protección contra la introducción de organismos nocivos para los vegetales, en concreto la modificación de sus anejos I a V, és el último motivo de preocupación para nuestro sector. Cabe recordar que esta Directiva fue modificada recientemente para introducir controles diferenciados para los cítricos para el circuito de distribución en fresco y para los destinados a la industria. Ahora, con el proceso de modificación de los Anejos I a V se pretende flexibilizar más si cabe la entrada en nuestras fronteras de cítricos procedentes de terceros países, pese a los riesgos de contagio para nuestras plantaciones, habida cuenta de las numerosas partidas de cítricos contaminados con enfermedades como la mancha negra detectadas en frontera con origen en países como Sudáfrica, Argentina o Uruguay. Sin duda, se trata de una situación complicada para el sector citrícola de la Comunitat Valenciana, que aglutina la mayor parte de las exportaciones del mundo.

Bruselas y la citricultura

Si Bruselas tiene intención de sacrificar nuestra citricultura en beneficio de otro intereses políticos, haría bien en decírnoslo sin ambages. A falta de un posicionamiento que defienda nuestros intereses, lo que están en riesgo son 600.000 hectáreas de producciones comunitarias y 11millones de toneladas de cítricos al año, de los que el 60% se produce en nuestro país. Además del sustento de muchos agricultores, de sus familias y de una importante industria auxiliar vinculada al sector.

Cambiando de tema, no quería olvidar en este artículo una referencia a la celebración este fin de semana de una nueva edición del Primer Corte de la Miel de Ayora, una cita que pone de relevancia la importancia del sector apícola valenciano, pionero en nuestro país y que cuenta en esta localidad de la provincia de Valencia con uno del centros de producción más importantes de Europa. Un sector quizás no tan visible como el hortofrutícola, el vitivinícola u otros, pero al que hay que prestarle gran atención, en el que la producción cooperativizada es muy relevante y se convierte en un importante sustento económico para la zona.