­Denis Cheryshev ha irrumpido con fuerza huracanada en el Valencia. Han bastado pocas jornadas para que la incidencia del extremo zurdo, de 25 años y cedido por el Real Madrid, sea decisiva. Sus goles ante el Espanyol y el Málaga confirmaron remontadas traducidas en seis valiosos puntos para estabilizar al Valencia en mitad tabla.

El futbolista internacional ruso ha aportado frescura y positividad mental en un bloque viciado en su juego, atacado por las dudas y la presión y carente de soluciones. No era sencilla la papeleta para Cheryshev, incorporado a mitad temporada y sin haber gozado de continuidad en el Real Madrid. Cheryshev ha aportado velocidad, verticalidad y gol, y ha reactivado además al talento adormecido de su alrededor, como se vio en la asistencia de André Gomes en el segundo tanto logrado en la Rosaleda.

La incorporación de García Pitarch por 200.000 euros ha sido un acierto y el Valencia suspira por seguir contando con su concurso la temporada que viene. No hay ninguna cláusula con el Real Madrid, que esperará a ver su evolución para tomar una decisión: recuperar a un jugador revalorizado o hacer caja con él, ya que Cheryshev posee un gran cartel en mercados pudientes como la Premier.

La ejecución de la sanción de la FIFA al club merengue es otra de las variables que condicionará el futuro. Y queda, claro, la voluntad del jugador, feliz por haberse sentido de nuevo futbolista en Mestalla y que ayer reconoció que le gustaría seguir. Cheryshev no obvia que abrirse un hueco en la delantera del Madrid, con zurdos tan mediáticos como Gareth Bale y la estrella de Cristiano Ronaldo, es casi una quimera. El precedente de esta campaña, suplente en el Bernabéu tras haber brillado en el Villarreal, también le sirve a Denis como aviso. Por último, haber sido el involuntario protagonista de la eliminación copera del Real Madrid (por su alineación indebida ante el Cádiz), también ha pesado como un estigma que marcará su imagen con el club de Concha Espina.

«Sí me gustaría quedarme porque el cuerpo técnico, los compañeros y la afición me han recibido fenomenal. Estoy muy contento, pero lo que puede pasar a final de temporada no depende al cien por cien de mí. Ahora sólo quiero centrarme en trabajar y ayudar», indicó. «Llevo poco tiempo aquí y tengo muchas cosas que mejorar, pero por supuesto que estaría encantado si el Valencia decide seguir contando conmigo», añadió el atacante, valencianista de momento hasta el 30 de junio.

La carrera de Cheryshev, rodeada de buenas expectativas, ha alcanzado la estabilidad en el Valencia. Hijo de Dimitry Cheryshev, extremo del Sporting de Gijón de mediados de los 90 y de quien heredó su velocidad, toda su trayectoria ha transcurrido en España, país al que llegó con 5 años y en el que su padre se retiró. Por ese motivo, su genética es rusa pero ha moldeado un carácter más español y latino. Su fútbol quedó esculpido en el barro de Mareo, cantera del Sporting, de donde pasó al frío de Burgos y completó su formación con el salto final a una escuela prestigiosa como la del Madrid. A pesar de tener desde siempre su residencia en España, se siente ruso, por sangre y convicción, y no se lo pensó a la hora de aceptar en su día la llamada de Fabio Capello para su selección de origen, con la que se le eriza la piel cada vez que escucha el himno.

Su rápida adaptación no ha sorprendido a Manuel Díaz, quien fue uno de sus mentores, allá por el año 2009, cuando Cheryshev dio el salto del juvenil al Real Madrid C, después de probar con el Castilla que dirigía Julen Lopetegi. «Tiene una gran capacidad de adaptación que ya demostró en sus cesiones en el Sevilla y el Villarreal. Tiene condiciones, con su potencia, velocidad a la contra, técnica y solidaridad en el trabajo. No le ha importado salir del Madrid para ir a un equipo muy presionado como el Valencia, cuando probablemente tendría opciones más cómodas», señala a Levante-EMV Díaz, entrenador hasta un mes de la Ponferradina.

Díaz tuvo un protagonismo crucial en la formación de Cheryshev, al ser el responsable del cambio de demarcación, de delantero a extremo, que permitió que el futbolista diese el salto a la elite. No fue fácil: «Denis había sido siempre delantero, pero al llegar al C su puntería se frenó, y no porque no gozara de ocasiones. Los técnicos buscamos una solución y convenimos en colocarle en la banda, para que explotase sus condiciones. Primero él no lo vio, no le sentó bien y llegó a quedarse fuera de algunas convocatorias. Pero le hicimos entrar en razón y su juego mejoró muchísimo. Acabó el año en gran forma».

Cheryshev no esconde su gratitud hacia Díaz, ya que aquella reubicación en el campo fue clave para su progreso en una edad definitoria en el fútbol: «Llegué a sugerirle que le sería más fácil llegar al primer equipo siendo lateral izquierdo. El paso de juveniles a los filiales es un cambio muy brusco, se está a un paso de la profesionalidad y te la juegas. Es la última oportunidad para reconvertir tu posición. El escalón intermedio del equipo C „ahora suprimido„ le vino muy bien a Denis y a Lucas Vázquez».

Díaz no esconde su debilidad por Cheryshev, «con un carácter afable y también disciplinado, y con buena formación académica „es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte„. Es muy paciente y tiene una cultura de trabajo en la que nunca se rinde», afirma de un jugador que se define cinéfilo y apasionado lector de libros filosóficos, más que de los clásicos rusos.