Si la experiencia es el nombre que reciben las equivocaciones, la catastrófica temporada 2015-16 del Valencia ha supuesto para Peter Lim una prueba de madurez lo suficientemente contundente para cuestionarse las raíces de un proyecto de rumbo errado y para que la opinión profesional interna tenga un peso vinculante y no se vea marginada por intuiciones temerarias como la contratación de Gary Neville.

En definitiva, urge, como sentenció el nuevo técnico Pako Ayestarán, atender «la cultura de club». Sobre esa básica premisa aspira a reinventarse el nuevo Valencia de Ayestarán y García Pitarch, teóricamente con las manos libres para diseñar un futuro en el que, sin el aliciente de Europa, los lujos serán superfluos.

Toda una señal para adivinar que el Valencia del futuro va a abandonar la pompa faraónica con la que nació el proyecto Lim en los agitados días del proceso de venta, en la que la oferta del magnate singapurense fue bautizada como «la mayor transacción de la historia del fútbol» por el expresidente Amadeo Salvo. La desafección que deja esta campaña induce a pensar en que se planificará una plantilla de perfil medio, sin apuestas por jóvenes exóticos ni rutilantes estrellas, pero con mayor sentido de bloque y ardor competitivo. Los nombres de jugadores que suenan apuntan en esa dirección: Sarabia, Borja Bastón, Mario Suárez, Mosquera, Íñigo Martínez... Se quiere potenciar el sentimiento de pertenencia al club por encima de todo, incluso con una mayor identificación con la ciudad.

El futuro empieza ante Las Palmas con la más humilde de las fórmulas: «Vamos a aferrarnos a una idea simple y defenderla hasta la extenuación», avanzaba Pako. Las nuevas señales del Valencia evocan a la normalidad del fútbol de siempre, de césped, grada y cal.

Ayestarán describió el juicio autocrítico de Lim respecto al proyecto, en las conversaciones de la la pasada semana en Singapur, en la que en un meditado debate que duró «varios días» se pactó el relevo de Gary Neville: «Fue una reunión grata y satisfactoria. Observé un dueño que tiene claro que esto no es a corto plazo. Tiene determinación para seguir un largo periodo de tiempo. Tiene claro que el club no tiene la cultura adecuada ni la infraestructura para estar donde todos queremos. Tiene la determinación de querer cambiarlo», reconoció el técnico vasco. «Seamos conscientes de que todo empieza por la cultura del club, pero no es suficiente. Todos los que estamos en el club debemos aumentar el grado de exigencia y debemos ser nosotros los que ilusionemos».

La puesta en escena de Ayestarán tuvo el porte enérgico necesario para la anémica situación que sufre el Valencia. No vaciló en un discurso bien preparado, regado con citas de Kennedy (que atribuyó en un lapsus a Obama) y el Dalai Lama, que apelaban al esfuerzo y la autoestima, y si se terciaba relajando el gesto con anécdotas, ya fueran de su paso por Inglaterra, de conferencias en Noruega o de peticiones de autógrafos como la de Kortabarria, ídolo de infancia.

Si Diego Simeone hizo del «partido a partido» una bandera, Ayestarán fue más allá. Todo empieza en los entrenamientos. «El futuro no existe. No miro el mañana. Me he preparado toda la vida para tener una oportunidad así y me sigo preparando. Si estoy aquí es porque he hecho algo en el pasado. Me tengo que centrar en el hoy», afirmó. «Ya lo dijo el Dalai Lama. Hay dos días en el calendario en los cuales no se puede actuar. Uno es el ayer y otro el mañana. Así que trabaja hoy y en función de lo que hagas hoy tendrás éxito. Espero hacerlo bien hoy para tener esa oportunidad», agregó.

En su puesta de largo, Ayestarán tuvo que aclarar por qué aceptó asumir la responsabilidad cuando, semanas atrás, Neville, que fue quien pidió su incorporación al «staff», aseguró que la vinculación de Pako iba ligada a la suya: «Cuando me ofrecen el puesto doy dos condiciones. La primera es que Gary esté de acuerdo. Si Gary no estuviera de acuerdo yo no estaría aquí. Me dijo que no quieren que haya un cambio traumático, que ´quieren que seas tú y estoy totalmente de acuerdo´. Los valores son fundamentales en mi vida. La segunda condición fue que venía con mi cuerpo técnico», prosiguió Ayestarán que, al igual que García Pitarch, valoró la «enorme capacidad de trabajo» de su antecesor.

Ayestarán regresa a una casa que conoce bien y de la que guarda los gratos recuerdos del doblete: «Cuando vuelvo a un lugar en el que me he sentido cómodo, querido y, además, las cosas funcionaron, siempre es bueno. Me siento muy ilusionado. He de agradecer la oportunidad de liderar este proyecto hasta final de temporada».

El mensaje trasladado a los futbolistas no tiene secretos: trabajo y compromiso. «Necesitamos más seguridad. En campo propio no podemos tener tantos errores. Vamos a introducir una idea simple y trabajar con ella hasta la extenuación. Ganar o perder no está en nuestras manos porque tienes una oposición delante. Lo que sí está en nuestras manos es prepararnos para tener opciones de ganar», continuó.

Suso: «Continuidad abierta»

Por su parte, García Pitarch no descartó la posibilidad de que Ayestarán siga la próxima temporada como primer entrenador: «Peter, lo primero que le dijo a Pako, fue qué era lo que podía aportar, lo que pensaba del club y cómo se veía. Cuando se lo dijo, la respuesta de Peter fue que tenía la puerta abierta a que si su trabajo e integración es la adecuada pueda seguir. Tengo ilusión de que lo va a hacer perfectamente y de que va a tener el apoyo de los jugadores».