Cesare Prandelli ya asume que para reforzar al equipo en el mercado de invierno tendrá que recurrir optimizar al máximo cada céntimo de euro. Poco partidario de hablar de fichajes, para no menguar el estado anímico del actual plantel, ya de por sí tocado, el técnico del Valencia remitía ayer al compromiso verbal que le trasladó Peter Lim en la reunión en Singapur en la que se gestó su fichaje. Si las cuentas del «juego limpio financiero» cuadran, habrá fichajes: «Me quedo con lo que se me dijo en el encuentro con el señor Peter Lim. Me dijo que, respetando el fair play financiero, si tenemos necesidad en enero, se mejoraría el equipo. Yo me quedo con esa declaración, otras no las conozco», aseguraba ayer el técnico.

El mensaje de Prandelli no contradice al Valencia, aunque la realidad es que es la dirección deportiva quién ha cambiado el enfoque. Jesús García Pitarch afirmó meses atrás que tras los ajustes realizados en la plantilla en verano „con las ventas principales de Mustafi, André Gomes y Paco Alcácer„, que el club tenía margen de maniobra para fichar en enero sin contravenir las normas económicas de la UEFA y la Liga. No obstante, ahora se reconoce que se necesitan ingresos y salidas de jugadores en el próximo mercado antes de poder efectuar incorporaciones.

Por ese motivo, uno de los primeros «fichajes» será el de Vinicius Araujo, que a pesar de sus discretos números en la liga brasileña regresará al Valencia en enero al haber acabado ya sus cesiones encadenadas a distintos equipos de su país. Preguntado por esta posibilidad, Prandelli parecía resignado: «Sé que tiene un contrato y no sé si es oficial que vaya a volver. Es una situación que evaluaremos más hacia adelante». El objetivo del técnico italiano es el de optar a que lleguen Simone Zaza o Manolo Gabbiadini, dos delanteros de su absoluta confianza que no pasan por un buen momento en el West Ham y el Nápoles.