Por primera vez en sus cincos siglos de historia, el Monasterio de la Trinidad abre sus puertas al público a través de un programa cultural de visitas guiadas que permitirá, sin perturbar en exceso la vida conventual, conocer los secretos de uno de los monumentos góticos más importantes de la ciudad, en la actualidad, ocupado por una reducidísima congregación de monjas franciscanas-clarisas de clausura.

Ayer tuvo lugar una jornada de puertas abiertas previa al inicio de las visitas guiadas. Medio centenar de personas, entre ellos arquitectos, responsables políticos e institucionales y estudiantes universitarios pudieron acceder a las estancias del monasterio que hasta ahora, y salvo ocasiones muy puntuales, no se habían mostrado al público. El profesor de Historia del Arte de la Universitat de Valencia Daniel Benito Goerlich hizo de cicerone de excepción en la visita al cenobio, donde desde ahora puede recorrerse el claustro y el refectorio, ambos de estilo gótico, y la iglesia, de decoración bárroca. "Se trata de un patrimonio vivo, en uso", incidió Daniel Benito, quien desveló el significado de las inscripciones de las claves de la bóveda del refectorio y reparó en detalles como un arco gótico de doble vuelta, que gira sobre sí mismo, y que evidencia el "exquisito trabajo de la piedra" de los maetros de obra.

También se ha abierto a las visitas el coro bajo de estilo gótico y pinturas barrocas donde se custodian numerosas reliquias, las más importantes un fragmento de la cruz de Cristo -"lignum crucis"- y una espina de su corona.

La entrada al cenobio costará tres euros para público general y dos para niños y jubilados -para desempleados y discapacitados la entrada es gratuita-. El objetivo es cumplir con la ley de Patrimonio Cultural que obliga en su artículo 32 a abrir al público los edificios declarados Bien de Interés Cultural pero también conseguir una fuente de ingresos para poder mantener el monasterio, donde viven cuatro hermanas, la más joven de 88 años.

La visita guiada arranca en el "compás" o segundo claustro, una plaza porticada desde la que se accede a la iglesia. La portada del templo es un magnífico ejemplo del gótico flamígero y su decoración recuerda a la Lonja. En la fachada del templo hay una réplica de un magnífico rosetón de cerámica renacentista. Al visitante se le hace difícil escapar a la sensación de recogimiento en el recorrido por el claustro, desde el que puede verse la escalera de las celdas de clausura de las hermanas.

La decisión de abrir al público el monumento llega tras varios años de presiones por parte de instituciones como el Consell Valencià de Cultura. El propio Ayuntamiento de Valencia y la Conselleria de Cultura han hecho llamadas a la congregación para que abrieran el monumento. Ante la negativa de la Generalitat a tutelar el programa cultural, la congregación optó por contratar los servicios de una empresa de gestión cultural privada -Valencia Tour- que, en colaboración con la Universitat de Valencia, ha puesto en marcha el programa.

El monasterio fue fundado por la reina María de Castilla, esposa de Alfonso el Magnánimo, en 1446. La reina, que vivía con sus damas en el vecino Palacio del Real, tenía estancias propias en el monasterio, donde también está su sepulcro.