Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antagonismos en la ciudad

Contraste de colores en parcelas gemelas

En Sant Pau una acera de cinco metros separa una preciosa zona verde de un solar por construir que se ha convertido en aparcamiento para los vecinos y «pipicán» para mascotas

El pequeño, pero bonito jardín de barrio. levante-emv

­Sant Pau es uno de los barrios relativamente jóvenes de la ciudad. Al menos como lo entendemos actualmente. Se desarrolló a costa de darle bocado tras bocado a la huerta de Campanar, distrito al que pertenece, y en cierta manera la zona gira en torno a dos elementos, el hospital Arnau de Vilanova en su zona más oeste, y las Escuelas Profesionales San José. Justo a espaldas del centro educativo encontramos una preciosa zona verde enfrentada a otra parcela urbana de similar extensión, pero convertida en un inmenso solar.

Son dos mundos opuestos separados por una acera de unos cinco metros de ancho. Mientras vale la pena encontrar un momento en el día para pasear por la zona verde, el solar adyacente produce el efecto contrario. Así, el pequeño parque de Sant Pau, de unos 17.000 metros cuadrados, se ha convertido en un excelente refugio para alejarse del tráfico y la algarabía de la ciudad. Sus palmeras, las enormes moreras y otras especies repartidas en la parcela se han convertido en una especie de barrera verde.

Sentado en uno de sus bancos del parque se disfruta del canto de los pájaros y del pequeño rumor de los árboles, y eso que está rodeado de grandes avenidas de cuatro y cinco carriles por sentido. La zona verde de Sant Pau concede el mejor de sus espacios, el centro del parque, para que los niños puedan jugar con total libertad.

A solo unos metros, lindando también con los límites del enorme complejo que forma el colegio de los Jesuitas, se encuentra un solar destinado a edificios de hasta 13 alturas. La crisis mantiene la zona estéril desde hace años, y el espacio se utiliza hoy como aparcamiento para vehículos y como inmenso «pipicán» para las mascotas de los vecinos. Lo cierto es que la estampa entristece, un paisaje que hacia un lado te reconcilia con la ciudad con su potente verde y hacia el otro te invita a mirar a otro lado por su desolador color arena.

Compartir el artículo

stats