El PP denunció ayer el gasto de personal durante su evaluación de los presupuestos municipales de 2017, unos presupuestos que a juicio de Eusebio Monzó, suponen un incremento de la presión fiscal en un 10%, pasando de 418 euros por habitante en 2015 a 460 en 2017. «Antes estábamos por debajo de la media española y ahora estamos por encima«, dijo Monzó, que calificó esta subida de «auténtico ribonazo».

A su juicio, el incremento de 33 millones en los ingresos municipales no es fruto de la buena gestión, sino de la subida del IBI y del aumento de las transferencias del estado, «un regalo» del Partido Popular.

Esta afirmación fue rebatida en Levante-TV por el concejal de Hacienda, Ramón Vilar, que cuestionó el dato de la presión fiscal y aseguró que el aumento de los ingresos obedece a una mejora de la gestión tributaria y a las inspecciones, no al aumento de los impuestos. «Que me digan qué impuesto ha subido, porque todos están congelados», dijo.

Igual que Vilar, los tres grupos del equipo de Gobierno salieron ayer a defender las cuentas de 2017. Desde Compromís, su portavoz Pere Fuset recordó que el 76% del dinero se destina a atender las necesidades de la gente, incrementando, por ejemplo, la partida de limpieza o la de jardines. Fuset habla de «un gobierno que escucha a las personas, una premisa que Compromís no quiere abandonar».

0,53% para Cooperación

La portavoz socialista, Sandra Gómez, explicó, por su parte, que la partida de dinamización económica y empleo crece sustancialmente, cosa que se refleja en un aumento del 66% en la partida de la Fundación Pacto por el Empleo (+1,6 millones) y la subida de 3,4 a 4 millones para la Fundación Turismo Valencia.

Finalmente, Jordi Peris, portavoz de València en Comú, subrayó el aumento del 73% en el presupuesto de Vivienda y la llegada al 0,53% de la partida destinada a Cooperación, partida que podría alcanzar el 7% esta legislatura.