Fantástico día de conejos con hurón en la finca de un amigo mío en Fontanars del Alforins. Una magnífica finca de caza menor en plena Toscana valenciana con cerca de 200 hectáreas de viñedos, olivares y almendros. Día completo porque por la tarde hemos ido un rato al tordo a la choca, que es cuando entran a dormir a poca noche.

A pesar del gélido día y del fuerte viento que ha arreciado durante todo el día, estamos en plena ciclogénesis explosiva, la jornada se ha dado muy bien y "Ronaldo" ha hecho un trabajo extraordinario, con un par de lances memorables.

Cuando oyes las carreras bajo tierra, debajo de tus pies, que parece que haya un pequeño terremoto alrededor, el corazón se te pone a mil por hora. La adrenalina se dispara. Y esto ha ocurrido hoy en un par de ocasiones.

Ronaldo es mucho Ronaldo. Hoy ha dado buen ejemplo de ello. Tras esperar casi media hora en la boca de la madriguera, al final el resultado ha dado sus frutos. No ha sido uno sino dos los conejos que han salido a la carrera a una velocidad endiablada.

Hemos echado el hurón en varias bocas, en aquellas que veíamos que no estaban muy huroneadas. Si la tierra está movida o hay excrementos cerca, buena señal. Otra cosa es que el conejo esté dentro de la madriguera porque puede estar fuera, comiendo.

En un par de ocasiones, el conejo se ha percatado de nuestra presencia, echándose atrás y entrando de nuevo en la madriguera. Ese conejo ya está resabiado y le costará más tiempo salir. Son muy astutos y listos.

Para evitar que esto ocurra, conviene no ponernos delante de la madriguera sino un poco más atrás, dejando libre la boca y, sobre todo, es importante que no les dé el viento porque nos delatará enseguida. Todas las previsiones que tomemos son pocas.

Cuando echamos el hurón en una zona con mucha piedra, hay que armarse con un poco más de paciencia de la habitual porque aunque a nosotros nos parezca fácil dar con el rabudo debajo está lleno de intrincadas y angostas galerías que hacen muy difícil dar con él. Si, además, en el interior hay gazapos, algo muy habitual, pues las conejas están cada dos por tres pariendo, la espera puede ser interminable.

La caza del conejo con hurón es una práctica cada vez más extendida por los cuantiosos daños que los lagomorfos causan en las cosechas y que lleva de cabeza a muchos agricultores.

En la finca que hoy hemos estado cazando, con cerca de 80 hectáreas de viñedo y algunas plantaciones nuevas, abatir conejos con hurón se ha convertido en una obligación para el propietario que lucha para sacar adelante sus explotaciones.