Xavi Bosch, Sueca

El Ayuntamiento de Sueca condenó ayer los actos protagonizados por un grupo de jóvenes del GAV (Grup d'Acció Valencianista) que irrumpió violentamente y boicoteó el pasado viernes la presentación del libro de Víctor Alexandre Èric i l'ordre del Fènix. Todos los partidos políticos se unieron al comunicado emitido por el gobierno local, formado por el Bloc, PSPV y Compromís, que califica la nueva acción violenta como «terrorismo de baja densidad».

La oposición (PP, ERPV y CV) respaldó el mensaje emitido por el alcalde, Joan Baldoví (Bloc). «Condenamos cualquier ataque a la libertad de expresión y más si se produce sobre personas de este municipio», subraya el comunicado oficial. El Ayuntamiento de Sueca deplora un ataque que considera «de terrorismo de baja intensidad, que empieza colocando bombas en sedes de grupos políticos y continua con agresiones a personas físicas». Baldoví anunció que desde alcaldía se habían «asegurado de que los nombres de los cuatro detenidos llegaran a la Guardia Civil y a la Dirección General de Policía de Valencia», cuyos responsables, agregó, ya han «empezado a instruir las diligencias oportunas». El alcalde de Sueca aseguró que alguno de los radicales que actuaron en el Casal Jaume I «ya habían sido identificados en otras ocasiones» por lo que ahora reclaman que «se tomen medidas». El gobierno municipal enmarca el asalto del viernes, adelantado el domingo por Levante-EMV, dentro de la serie de agresiones que sufre el legado del escritor Joan Fuster y «las personas que defienden las ideas de valencianismo y progreso», en referencia a los hechos acaecidos durante el último lustro en Sueca. En 2002, otra actuación del GAV sirvió para boicotear un acto del Institut d'Estudis Catalans programado en la que fuera casa del ensayista, convertida en un centro cultural. En los últimos años, han arreciado las pintadas contra el pensador suecano, algunas de ellas en la misma fachada de su domicilio y otras sobre el monumento erigido en su memoria en la Plaza del Ayuntamiento. Baldoví zanjó: «Con esos métodos fascistas no conseguirán sus objetivos».