Lluís Planes (Massamagrell, 1963) es copropietario junto a su padre y dos hermanos de una marca que ya forma parte del paisaje valenciano. La empresa familiar, Pollos Planes, tiene 140 tiendas (ahora también restaurantes), 500 empleados y factura más de 43 millones al año. Su compromiso cultural le llevó al activismo. Empezó con Pep Gimeno Botifarra, y de ahí al mecenazgo de un centenar de creadores. Terminó en Compromís de Massamagrell, desde donde ahora intenta saltar a la política autonómica sin padrinos.
¿Cómo termina el hijo de un concejal del PP en las filas de Compromís?
Yo lo veo como un proceso natural. De mi padre he heredado el espíritu cristiano de servicio público desinteresado y el amor a nuestro pueblo y tradiciones, pero esto ahora yo lo veo claramente pervertido en su partido y, sin embargo, sí se aplica en Compromís.
¿Qué le ha hecho meterse en política, con lo bien que le va?
Nos vaya o no bien la vida profesional, todos tenemos la responsabilidad de crear un mundo mejor y más justo. Desde esa responsabilidad me meto en política. Por ser empresario y tener una visión más amplia de lo que ha pasado, pude ver desde el principio y con claridad el engaño sistemático a los valencianos, basado en el señuelo de los grandes eventos improductivos, mientras se montaba una red dirigida a beneficiar a unos pocos. Y también el colaborar activamente durante ocho años con un centenar de creadores musicales y grupos valencianos me ha hecho descubrir su excelencia y también comprobar que no solo no dan visibilidad a nuestros artistas, sino que están ninguneándolos mientras nos bombardean dando lecciones de valencianía.
Es curioso que el último empresario avícola que se acercó a la política, del ´poble del costat´ del suyo, propició un cambio de gobierno. ¿Cómo ve 2015?
Si como espera muchísima gente hay cambio político, seguro que también sera un cambio de hacer política. El futuro de los valencianos no se decidirá en un despacho, como pasó en el despacho de la Asociación Valenciana de Empresarios, ni se seguirán instrucciones de Madrid, Barcelona ni Alemania.
¿A qué entidades pondría usted en un observatorio de señas de identidad como el que ha anunciado el Consell?
No lo necesitamos, lo que hay que hacer es cumplir el Estatut. ¿Existe en Alemania, existe en Inglaterra? Ninguna. Es surrealista. ¿Hace falta medir el valencianismo de los valencianos?
¿Cómo será usted en las Corts si sale elegido? Con perdón, ¿es de montar el pollo?
No es indispensable la profesionalización de los políticos. Nosotros tenemos el ejemplo de Fran Ferri, que es ingeniero industrial en activo. Dicho esto, no se montarán pollos o habrán camisetas, porque las sentencias y el afloramiento de los casos de corrupción, que nos han dado la razón, han hecho que ya no necesitemos estas denuncias.
La negociación del reglamento ha abierto muchas heridas entre el Bloc e Iniciativa.
Los partidos políticos tradicionales han ido degradándose. Pero nosotros estamos creciendo continuamente, y los debates internos y los posteriores consensos nos van uniendo cada vez más. El reglamento de primarias fue aprobado por un 96 % de la militancia.
¿No ha pensado en presentarse contra Mònica Oltra?
Nunca. Ya la veía como la defensora de los desamparados y estaba convencido de que es la persona idónea para liderar de verdad la transformación de nuestra tierra. Estos dos años últimos he podido convivir con ella, lo que ha reafirmado mis ideas. Y estoy muy ilusionado con que la gente descubra a la verdadera Mònica, su valencianía, la fuerza que irradia y contagia. Para mí es la madre tierra, la persona que puede feminizar la política.
¿Qué le parece Podemos?
Las denuncias de Podemos las iniciamos nosotros mucho antes. En ese sentido, es positivo, porque por fin toda la ciudadanía ha asimilado que ha habido un fraude de los poderosos y de los políticos tradicionales a la ciudadanía. Personalmente, solo decir que si no se lesgisla desde Valencia y para Valencia la historia nos dice que acabamos siendo una sucursal.
¿Le daría la llave de Gobierno al PSPV o a Podemos?
Cuando das una llave a una persona le estás dando tu casa: eso se ha acabado, y más a caseros que históricamente siempre han mirado primero a Madrid. Por cierto, que en lo de mirar a Madrid, ya nos dan la razón hasta nuestras federaciones de empresarios.
