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«El impacto por la pérdida de Alzira no es económico. No se está por ganar dinero»

El grupo Ribera Salud pierde su emblema el 1 de abril pendiente de los recursos en los tribunales La firma facturó 183 millones en 2015 solo por Alzira

El grupo Ribera Salud perderá el próximo día 1 su emblema, su bandera hospitalaria, la razón primera incluso de llamarse así. Después de casi 20 años de gestionar la salud de los vecinos de la comarca que les da nombre, la empresa de Alberto de Rosa (participada por Banco Sabadell y los estadounidenses Centene) debe plegar velas y quizá de la manera que no esperaban: se cumplen los 15 años del contrato y con la caída del PP en las últimas elecciones, los partidos del Botànic (PSPV y Compromís, con el externo Podemos) han apostado por no prolongar más el modelo Alzira. No quieren a empresas haciendo dinero con la gestión de la sanidad y, por lo tanto, no habrá prórroga.

Las peticiones ante los tribunales para parar la decisión política no han cuajado (aunque la empresa dice que confían «plenamente en la Justicia») y la entrega de llaves es inminente pese a que insisten en que, con datos en la mano, su modelo ahorra dinero. Así lo establece un informe de la Sindicatura de Comptes al que la firma se remite para defender que son más eficientes. «Queremos seguir al frente del departamento de salud de la Ribera, donde hemos dado servicio durante 20 años», aseguran.

El cuánto perderá realmente el grupo multinacional tras la retirada de Alzira es una cuestión que no han querido desvelar fuentes de la empresa. Anualmente facturan cerca de 150 millones de las arcas públicas por cuidar de los 250.000 vecinos de la Ribera y gestionar tanto el hospital como 45 centros de salud y otros tres integrados. El año 2015 la cifra subió a 183 millones a razón de cerca de 700 euros por persona.

Una relación que no se acaba

Alzira fue la primera concesión y sigue siendo la principal. Aún así, desde la empresa defendían ayer que el impacto de la pérdida de Alzira no era «económico». «Ribera Salud es un grupo multinacional con varios proyectos dentro y fuera de nuestro país. El impacto por la pérdida de Alzira no es económico, porque en estos proyectos y a diferencia de lo que piensan algunos, no se está por ganar dinero. En este modelo estamos por responsabilidad y compromiso con los ciudadanos, aportando una sanidad pública de excelencia».

Ribera Salud pierde la Ribera (a no ser que alguno de los múltiples procesos judiciales en marcha diga lo contrario) aunque la empresa, la mayor proveedora de servicios de Sanidad, deberá mantener las relaciones con la administración ya que aún están en vigor los otros tres contratos de gestión privada de áreas de salud firmados en su día: Dénia, Elx-Crevillente y Torrevieja.

Tras la no prórroga de Alzira, el siguiente campo de batalla administración-empresa serán las acciones del socio mayoritario de Ribera Salud en el hospital de Dénia, DKV, y que el presidente del Consell, Ximo Puig, apuntó como forma de recuperar en esta legislatura una segunda de las cinco concesiones sanitarias. Sobre Alzira, además de los problemas puntuales que puedan surgir tras el 1 de abril quedarán pendientes las liquidaciones anuales de estos años: de 2013 a 2015, Sanidad les reclama un pago de 102 millones de euros.

El medio centenar de recursos interpuestos por la empresa contra la administración desde que se anunció la no prórroga del contrato de Alzira (no solo por la reversión sino por múltiples cuestiones de gestión sanitaria) terminarán de dinamitar una relación que el consejero delegado Alberto de Rosa reconoció que estaba rota. Personalmente no se había encontrado con la consellera Carmen Montón «desde agosto de 2016», aseguró aunque siguen tendiendo la mano para tener una relación «más fluida».

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