La polémica en torno a la compra del chalé en Xàbia del ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, a través de una sociedad para la gestión inmobiliaria, ha abierto una nueva crisis en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que suma escándalo tras escándalo.

Cuando todavía sigue vivo el incendio que han desatado unas grabaciones que demuestran la vinculación de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, con el excomisario de Policía José Manuel Villarejo, Sánchez se desayunó ayer con otra bomba informativa, según la cual Pedro Duque habría creado junto con su mujer una sociedad instrumental -Copenhague Gestores de Inmuebles SL - con el fin de evadir impuestos.

Esta sociedad, según los datos aportados por el digital OK Diario, se constituyó el 4 de febrero de 2005 y ese mismo día tuvo lugar la adquisición del chalé ubicado en la urbanización La Corona. Los administradores de la sociedad son Duque y su mujer, María Consuelo Femenía, diplomática española destinada a Malta.

Esta polémica salpica al que pasaba por ser uno de los ministros con acento valenciano del Ejecutivo de Sánchez y después de que otros dos valencianos, Màxim Hurta y Carmen Montón, hayan tenido que abandonar sus carteras de forma precipitada por diferentes controversias.

Duque no es natural de la Comunitat Valenciana, pero su vinculación con esta tierra era amplia. Su esposa Consuelo Femenia es natural de Xàbia y estudió Derecho en la Universitat de València.

Aunque en principio el ministro de Ciencia cuenta con el respaldo del presidente del Gobierno, la crisis está servida. En rueda de prensa, Duque defendió ayer que no cometió ninguna ilegalidad al crear una sociedad para gestionar la propiedad de su chalé en La Marina y mantuvo que no es cierto que haya eludido ningún pago de impuestos.

Precisó que la casa ha estado alquilada en varios periodos y que, en contra de lo que afirma el diario digital, se compró antes de constituirse la sociedad, en la que, añadió, también figura su residencia en Madrid. «No ha habido ningún ahorro real de impuestos por tener la sociedad, en absoluto», afirmó. Y justificó esta vía de adquisición en que así se lo asesoraron en un momento de burbuja inmobiliaria.

Aunque son casos diferentes, el que afectó a Máxim Huerta y acabó con su dimisión a los seis días de haber tomado posesión del cargo, también tenía que ver con una sociedad instrumental. En concreto, el periodista y presentador valenciano tuvo que dimitir tras trascender que durante los ejercicios fiscales del 2006, 2007 y 2008 defraudó a Hacienda más de 200.000 euros. La Inspección de Hacienda concluyó en 2012 que en esos tres años fiscales habría facturado un total de 798.521 euros por medio de Almaximo Profesionales de la Imagen SL, sociedad de la que era único accionista y administrador.

Aunque el periodista defendió su actuación, finalmente tuvo que dejar el cargo forzado por la presión. Ayer ya, en diferentes ámbitos políticos y periodísticos, se hacía un paralelismo entre ambos casos de Duque y Huerta. Y los partidos pedían explicaciones.

La exigencia de ejemplaridad de Sánchez también acabó haciendo caer hace un mes a Carmen Montón, en este caso por su máster en la Universidad Juan Carlos I.

Este nuevo escándalo deja muy tocada la imagen del Gobierno de Sánchez y también el supuesto poder valenciano en Madrid. Sólo queda sin mácula el ministro de Fomento, José Luis Ábalos.