Margarita Salas alertó en Quart de Poblet sobre las consecuencias de la falta de inversión en ciencia. La doctora en Bioquímica, iniciadora de la biología molecular en España junto a su marido, Eladio Viñuela, y autora de la patente más rentable de la historia científica española, entre muchos otros logros, advertía: «Como no cambie radicalmente la situación, como mínimo vamos a perder una generación de investigadores».

Salas, además, defendió la importancia de apoyar la investigación básica, «que nutre a la práctica», y fue rotunda al afirmar: «un país sin investigación es un país sin desarrollo».

Salas visitó el lunes Quart de Poblet para pronunciar la conferencia «Mujer y Ciencia: mi propia experiencia», dentro del programa de la VII Semana de la Ciencia, organizada por la asociación Quart es Ciencia, con el patrocinio del ayuntamiento y la colaboración de diferentes instituciones y entidades. Entre sus múltiples premios, distinciones y nombramientos figura el Premio Jaume I a la Investigación Básica (1994) y el Premio Isabel Ferrer (2002), ambos de la Generalitat Valenciana.

A la necesidad de acabar con el desigual acceso de las mujeres a cargos directivos también en el ámbito científico, se unió como conclusión fuerza de este acto la denuncia del momento crítico de la investigación en España debida a la paupérrima financiación.

Tras un repaso ilustrador sobre el papel de la mujer en la ciencia desde la Prehistoria hasta nuestros días, la doctora Salas relató su experiencia personal, dilatada y enriquecedora. Como resumen, destacar que en 1967 volvió a España junto a Eladio Viñuela, tras tres años de trabajo y formación en Nueva York con Severo Ochoa, quien le inoculó la atracción por la bioquímica, para introducir en nuestro país la biología molecular, generando conocimiento en lo que definió como «un desierto científico» en aquella época, y «abriendo las puertas a otras investigadoras», como destacó la presidenta de Quart es Ciencia, Carmen Espinós, investigadora de Genética y Genómica de Enfermedades Neuromusculares y Neurodegenerativas del Centro de Investigación Príncipe Felipe.

Salas admitió que en su trayectoria profesional no se ha sentido discriminada por ser mujer ni en el laboratorio de Severo Ochoa ni posteriormente en sus diferentes equipos de trabajo.

Sin embargo, al llegar a España e iniciar su proyecto personal junto a su marido, sí percibieron que ella fuera del laboratorio era «la señora de», lo que llevó a Eladio Viñuela a separarse de la investigación que habían iniciado juntos y emprender un camino propio para que la doctora Salas pudiera ser reconocida por sus logros. De él dijo ayer: «No sólo ha sido un marido, sino también un amigo y un maestro, de hecho, el mejor de mis maestros».