? La falta de una financiación adecuada tiene consecuencias directas para la gestión pública valenciana. Desde hace años, (y bajo modalidades diferentes), los presupuestos anuales de la Generalitat se cuadran con ingresos que deberían llegar de Madrid, pero que nunca lo hacen. El primero en usar esta técnica fue el Gobierno de Alberto Fabra a cuenta de una adelanto por los fondos de competitividad, que tampoco se reconocieron. Fue el Botànic el primero que puso nombre a la partida y habló directamente de infrafinanciación. Sin embargo, el dinero no llega y ello, no hace sino aumentar el agujero y la deuda. Este año, la partida «ficticia» o «reivindicativa» (según la nombre la oposición o el gobierno) asciende a 1.325 millones que figuran en la partida de ingresos a la espera de que se hagan realidad.
