El centro de recepción de menores de Buñol volverá a ser de acogida a partir del próximo 18 de febrero. Así se lo anunció la vicepresidenta del Consell y consellera de Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, por vía telefónica a la alcaldesa de Buñol, Juncal Carrascosa, el pasado lunes, precisamente horas antes de que el pleno local se dispusiera a aprobar un manifiesto para reclamar el traslado de dicho recurso, que vendría acompañado de la convocatoria de al menos dos concentraciones en el mismo municipio de la Hoya y en València.

Según ha podido saber Levante-EMV, la intención de la conselleria es trasladar el centro de recepción de menores de forma provisional a Alborache, a tan solo 4 kilómetros de Buñol, hasta que esté a punto el planificado en Llíria, que se había previsto que estuviera finalizado durante este mes y cuyas obras ni siquiera han comenzado.

De acuerdo con la información recabada por este diario, Igualdad ya habría planteado la iniciativa al consistorio de Alborache, en la misma comarca de la Hoya de Buñol.

Carrascosa, por otra parte, confirmó ayer la llamada de Oltra, en la que la vicepresidenta le habría asegurado que el día 18 de febrero el centro volverá a ser de acogida, como adelantó El Mundo ayer.

Buñol ha cumplido con su compromiso de albergar el centro de recepción de menores desde el verano de 2017 -cuando se cerró el de Monteolivete en València por las graves deficiencias que presentaba- hasta finales de 2018 o enero de 2019, cuando debería haber estado listo el de Llíria.

Este está aún pendiente de una importante y costosa reforma, en la que participa la diputación, para una reconversión como centro de recepción.

Durante este período último, la Fiscalía de Menores ha presentado dos informes por la caótica situación en que se encontraba el recurso de Buñol. El último de ellos se hizo público a inicios de diciembre y, entre otros aspectos, denunciaba la masificación en la instalación -con más de 80 internos cuando está habilitado para 30 plazas- o la falta de mantas, toallas y ropa de abrigo. Asimismo, algunos se veían obligados a dormir en colchones a ras de suelo. A día de ayer, informó el primer teniente de alcalde, Rafa Pérez, el número de internos inscritos era de 80, aunque en el centro hay 40 porque los otros 40 están «de colonias».

Tras numerosas quejas por parte del Ayuntamiento de Buñol en las que reclamaba una mayor dotación y en las que aducía que la precaria situación del centro estaba provocando distintos problemas con los vecinos de la zona, este mismo consistorio -dirigido por el PSOE con apoyo de EU y Votamos Buñol- anunció este mes de enero movilizaciones para exigir al Consell que trasladara de inmediato el recurso a otro municipio, una vez se había cumplido el plazo al que ellos se habían comprometido. El propio equipo de gobierno anunció que ahora, tras el anuncio de Oltra, las concentraciones previstas en ese sentido han quedado aplazadas hasta que se confirme lo prometido por la vicepresidenta del Consell.

Del de recepción al de acogida

La instalación de Buñol, de este modo, recuperará el estatus que mantenía antes del verano de 2017. Durante este último año y medio la infraestructura buñolera ha servido para ser el primer lugar donde van aquellos menores de 18 años que se encuentran en situación de desamparo. Los casos van desde niños y niñas con problemas de conducta hasta hijos de víctimas de violencia de género o de drogodependientes, o menores procedentes del extranjero sin acompañamiento (los MENA).

Una vez en el centro, deben permanecer un tiempo no superior a 45 días, en el que se estudian sus casos para derivarlos al recurso más apropiado.