Lo que debería ser una prueba rápida y sencilla, en la que los posibles contagiados de covid-19 apenas tendrían que estar expuestos al contacto con otras personas el mínimo tiempo posible -y respetando por supuesto el distanciamiento oportuno- se convierte en la práctica en un nuevo foco de infección por el incivismo de muchos y el colapso de la sanidad pública. Hasta una hora y media de espera en la calle trasera del centro de salud de Picassent para ser sometidos a la prueba PCR con un hisopo nasofaringe.

Este periódico pudo comprobar ayer cómo más de una treintena de personas se concentraba en la puerta trasera del citado ambulatorio de Picassent, en la calle dels Furs cruce con la calle 9 d'Octubre, tanto sintomáticos con una tos galopante que no guardaban la distancia con sus convecinos como asintomáticos a los que parecía no ir con ellos la prueba para saber si son portadores -y por tanto posibles transmisores- del coronavirus.

Los largos tiempos de espera y la falta de respeto de algunos ciudadanos provocó varios encontronazos entre las personas que permanecían en la calle para ser sometidos a la pertinente prueba PCR, cuyo resultado negativo tampoco es totalmente fiable y puede generar una falsa sensación de seguridad.

Una mujer que se quita la mascarilla para fumar junto a un hombre que le recrimina su actitud. Insultos, descalificaciones y la amenaza de llamar a la Policía Local, que, o bien fue una bravuconada o que tendrían servicios más graves que atender, porque en la hora y media que estuvimos esperando por allí no acudió ninguna patrulla policial.

Enfrentamientos

Otras vecinas que se enzarzan en una discusión en la misma puerta donde cada cierto tiempo salía una sanitaria debidamente uniformada con su EPI, equipo de protección individual, para dar los nombres de los próximos pacientes en entrar a la prueba, porque ha colado a su hija menor de edad, que no tenía cita.

Luego estaban los que no perdían el tiempo y estando en la cola quedaban por teléfono para ir «al bar» en cuanto terminaran de hacerle la prueba, saltándose por completo el compromiso de aislamiento que te hacen firmar antes de ser sometido al test PCR.

Esta es la ciudadanía que ha provocado que menos de dos meses después de que finalizara el estado de alarma los contagios se hayan disparado de nuevo. Una prueba de ello es que en la última semana las pruebas PCR realizadas en dicho centro de salud de Picassent se han cuadruplicado, pasando de unos quince test diarios a entre 50 y 60 al día el lunes y martes. Según fuentes sanitarias consultadas, un 20 % de las pruebas están dando positivo en la covid-19.

Los resultados de las pruebas son comunicados dos días después a los pacientes, a los que se insiste en que permanezcan aislados en sus casas, usen a ser posible un baño distinto al resto de miembros de la familia y en todo caso porten mascarilla si tienen niños pequeños a su cargo.

Parece que lo de ir a la terraza del bar próximo al ambulatorio tanto antes como después de las pruebas no es un caso puntual y a través de redes sociales el hostelero hizo un llamamiento a la ciudadanía.

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