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El Botànic se encamina a otro presupuesto de tensión tras el choque entre Oltra y Soler

La vicepresidenta suspende un encuentro previsto con el titular de Hacienda después de que este convocara otro el mismo día con Illueca

Oltra y Soler en un encuentro

El proceso de negociación del próximo presupuesto autonómico, el de 2022, genera ya tensiones en el Botànic cuando acaba de empezar su gestación y aún falta mes y medio para que el Consell lo apruebe y lo lleve a las Corts.

Los protagonistas del primer choque, que encamina al Botànic a otros presupuestos de tensión, son los mismos que en los dos últimos años, el conseller de Hacienda, Vicent Soler, y la vicepresidenta, Mónica Oltra.

El primer foco de tensión se ha producido esta tarde después de que ambos cerraran un encuentro para mañana a instancias de la lideresa de Compromís. Se buscaba fecha desde hace días y acordaron que sería mañana jueves con comparecencia ante los medios incluida.

Pero por la tarde, Hacienda anunciaba que Soler se vería primero con Oltra y después con el nuevo vicepresidente segundo, Héctor Illueca, de Unides Podem, por lo que el encuentro con la lideresa de Compromís dejaba de tener singularidad en la agenda del día para dar cabida al otro socio, algo que se interpretó como una falta de respeto.

El movimiento de Soler molestó a la vicepresidenta, que poco después anunció que desconvocaba la cita con el titular de Hacienda. La idea de la conselleria era tratar de sofocar antes de que estallara el atisbo de conflicto que empezaba a generarse por el malestar de Compromís con el modelo de negociación de los presupuestos, una fórmula que permite al conseller negociar directamente con cada uno de los departamentos y que disgusta mucho a los socios.

Así, la tensión por la negociación del presupuesto emerge como cada año. Es tradición desde el primer Botànic, señalan en el Consell, que hasta el último segundo, Oltra apriete para aumentar el presupuesto de su conselleria. La novedad de este año es lo pronto que empieza la bronca.

En 2020, la tensión tuvo su momento álgido cuando Oltra llegó a acusar a Soler de que sus partidas estaban falseadas y un año antes ambos acabaron a gritos en en el patio del Palau.

En el trasfondo de la historia está también la fórmula con la que se negocian los presupuestos. Compromís ya advertía el año pasado que el modo tradicional de que el conseller negociara con cada conselleria había saltado por los aires y que este año tenía que ser distinto, sí o sí y que las cuentas tenían que ser fruto de un acuerdo global y transversal del Botànic.

Por la mañana, en la reunión del grupo Compromís en las Corts ya se abordó el asunto de los presupuestos y la coalición solicitó una reunión de la comisión de seguimiento del acuerdo del Botànic para abrir la negociación en el ámbito de los partidos. La reunión le corresponde organizarla esta vez a los socialistas.

En cambio, en el PSPV señalan que la elaboración de los presupuestos es una potestad del Consell y no de los partidos. Añaden que es la Conselleria de Hacienda la que conoce los ingresos y la que tiene que adaptarlos a los gastos y que, por eso, lo responsable es que el presupuesto lo prepare el Consell aunque entienden que todo lo que sea hablar entre los partidos es adecuado. En la Conselleria de Hacienda también apuntan que el conseller está abierto al diálogo. Y de las palabras a los hechos ha convocado a los dos vicepresidentes.

En realidad el tira y afloja no es nuevo. Los socios llevan tiempo reclamando que se abandone el modelo de confección radial de los presupuestos, con acuerdos entre Hacienda y cada conselleria de forma que los consellers conocen el detalle de las cuentas del resto de consellerias el mismo día que se aprueban.

En Compromís reivindican más cogobernanza y ven necesario que las formaciones integrantes del acuerdo aborden los objetivos políticos de las nuevas cuentas como paso previo a la parte técnica. En la misma línea, la consellera de Transparencia, Rosa Pérez, integrante de la coalición Unides Podem, ha reclamado esta mañana en À Punt un modelo de negociación más global, al estilo de los ayuntamientos y que permita a los miembros del Consell «empatizar» con las cuentas.

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