Benavent asume el obispado apuntando que la Iglesia "no es un partido político"

El prelado nacido en Quatretonda llama a los representantes eclesiásticos a «no acercarse a las personas con actitud de condena»

Enrique Benavent, junto a Antonio Cañizares, antes de subir al altar de la catedral de València para tomar posesión, ayer. | EDUARDO RIPOLL

Enrique Benavent, junto a Antonio Cañizares, antes de subir al altar de la catedral de València para tomar posesión, ayer. | EDUARDO RIPOLL / Toni Álvarez Casanova. valència

Una iglesia unida, centrada en atender los problemas sociales y servir la palabra de Dios, alejada de posicionamientos ideológicos y políticos. Esa fue la declaración de intenciones del nuevo arzobispo de València, Enrique Benavent, en su toma de posesión, que tuvo lugar ayer en la catedral. Una carta de presentación que marca distancias con su antecesor, el cardenal Antonio Cañizares, que sin ir más lejos el pasado viernes, en su despedida del cargo, arremetía contra «la ideología de género» y hablaba de «una España casi rota».

Las Falleras Mayores, Paula Nieto y Laura Mengó.  | EDUARDO RIPOLL

Las Falleras Mayores, Paula Nieto y Laura Mengó. | EDUARDO RIPOLL / Toni Álvarez Casanova. valència

Fue un acto cargado de solemnidad que arrancaba con una procesión presidida por el nuncio del papa en València, Bernardito Auza. La comitiva que acompañaba a Benavent estaba formada por más de 40 religiosos entre cardenales, arzobispos, obispos y decenas de sacerdotes. La primera parada fue la basílica de la Verge dels Desemparats, donde el nuevo arzobispo firmó en el libro de honor.

Benavent saluda a las autoridades al finalizar el acto. | EDUARDO RIPOLL

Benavent saluda a las autoridades al finalizar el acto. | EDUARDO RIPOLL / Toni Álvarez Casanova. valència

Pasadas las 11 de la mañana, cruzaba por primera vez la puerta de los hierros de la catedral para arrancar la ceremonia. El primero en tomar la palabra fue su antecesor. El cardenal Antonio Cañizares hacía, en este caso, un traspaso de poderes puro y duro, nombrando una relación de todas las instituciones y entidades que dependen de la diócesis y hablando de los retos futuros que tiene por delante como la falta de vocaciones.

Tras él, habló el nuncio papal, quien trasladó a Benavent las palabras de Francisco y que, posteriormente, daba paso a la liturgia oficial del nombramiento. Un sacerdote leía las Letras Apostólicas, el decreto que oficializa el nombramiento. Benavent recibía entonces, sentado en la Cátedra Arzobispal, el báculo y la mitra.

Posteriormente, durante su homilía, en las primeras palabras que dirigía a la feligresía, dejó claro que su gestión se centrará únicamente en las cuestiones que considera que son propias de la Iglesia, alejándose de otro tipo de posicionamientos: «Aunque tenemos el deber de trabajar por una sociedad más justa y es legítimo que muchos se comprometan en la vida política, la Iglesia no es un partido político. No nos marcamos objetivos humanos», para continuar apuntando que «es escuchando la Palabra de Dios como debemos encontrar los caminos que inspiren la vida».

Benavent, que entremezcló pasajes en valenciano con otros en castellano ha dejado claro en todo momento su origen valenciano, acordándose de sus convecinos de Quatretonda, localidad de la que es natural, «tanto de los que están aquí como los que lo están siguiendo por televisión».

Posteriormente, Benavent se adentró en el que, a su entender, debe ser el papel que tanto la iglesia como sus representantes deben tener en la sociedad, y la importancia de la unidad de todos los estamentos eclesiásticos para hacer llegar la misión encomendada por Dios. «Una iglesia en la que haya divisiones no da testimonio de Cristo», apuntaba. En ese sentido, el nuevo arzobispo señalaba que «buscaremos antes los intereses de Cristo que los nuestros» y considera que como representantes de la institución «tenemos la exigencia, no solo de hacer las cosas bien externamente, sino de llegar a ser modelos del rebaño del Señor», indicaba.

Benavent, en este punto, señalaba que la Iglesia debe dejar de lado sus disputas internas para centrarse en su misión de atender a los más necesitados. En ese sentido, el recién nombrado arzobispo volvía a citar al papa Francisco, «que nos invita constantemente a superar la tentación de pensar únicamente en nosotros mismos, de centrarnos exclusivamente en nuestros problemas».

En ese sentido, recordaba que «en nuestro mundo hay mucho sufrimiento» y lamentaba que «en ocasiones, estamos tan centrados en nosotros mismos que no somos capaces de verlo».

Por último, recordaba a todos los representantes de la Iglesia que «si queremos estar a la altura del tiempo presente debemos seguir el camino de la misericordia» y, una vez más, a citaba a Francisco asegurando que «nos invita a no acercarnos a las personas con actitudes de condena, porque cuando alguien es condenado es muy difícil encontrar caminos que lleven a Cristo».

Sus últimas palabras fueron para hablar de la Mare de Déu dels Desemparats, de quien dijo que es «nuestro consuelo» ante «una misión tan grande que supera nuestras furezas».

El acto siguió con una liturgia habitual. Al finalizar, Benavent, tras agradecer a todo el equipo que había preparado el acto, recibió un cerrado aplauso y bajó del altar para saludar a las autoridades. Mientras abandonaba la catedral, no dejó de saludar a fieles que querían darle la bienvenida, muchos de ellos conocidos. Sus colaboradores tenían que abrir paso para poder regresar a la casa arzobispal.