Descubren cinco nuevos caracoles "valencianos"
La C.Valenciana es donde más «Chondrina» hay en toda España, por el clima y la roca calcárea
La biodiversidad valenciana está de enhorabuena. Así lo afirma el equipo que ha descubierto que en la Comunitat Valenciana habitan cinco nuevos diminutos caracoles que no existían para la ciencia. Hasta ahora. Se trata de especies endémicas del género Chondrina que, según apuntan, suelen pasar desapercibidas para el ojo humano, pues no miden más de un centímetro (entre 5 y 8 milímetros).
El hallazgo lo ha realizado el investigador del Museu Valencià d’Història Natural (MVHN), Alberto Martínez-Ortí, en colaboración con Benjamín Gómez-Moliner y Eder Somoza-Valdeolmillos, investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco.
Estas especies tienen una concha alargada, de forma cónica y de varias tonalidades de color marrón y viven en las paredes calcáreas. Se han encontrado en la Ribera, la Marina Alta y la Vega Baja. En concreto, en el Barranc de les Fontanelles de Corbera (Chondrina valentiana); el Castell de Guadalest (Chondrina alicantina); Beniarbeig (Chondrina arbeigensis); el Penyal d’Ifach de Calp (Chondrina calpeana); y el monte de San Miguel en Orihuela (Chondrina oriolensis).
A la hora de realizar las comprobaciones, los análisis moleculares de los caracoles se realizaron en Vitoria. El análisis molecular ha sido fundamental pues, según relata Martínez-Ortí, en él se observan las secuencias genéticas, que han determinado que eran especies nuevas (y no otras ya existentes, como se pensaba). «Han resultado ser únicas, diferentes al resto, lo que ya ha pasado en otros grupos zoológicos», afirma.
Aunque este estudio también ha descubierto otras seis especies del mismo género en Murcia, Barcelona y Cuenca, Martínez-Ortí explica que la Comunitat Valenciana es la región donde más especies de Chondrina viven en España —un total de 12—; seguida por Catalunya, con ocho; y Aragón, con cinco.
Según Martínez-Ortí, la Comunitat Valenciana es «el paraíso para este género de caracoles». ¿La causa? El clima (con pocas precipitaciones y altas temperaturas) y la abundancia de roca calcárea. Además, de las 12 especies valencianas, 10 son endémicas, como el caracol de Xàtiva (Chondrina ingae) y el caracol de Pego (Chondrina gasulli). Asimismo, el 70 % de todas las especies del género, solo viven en la península ibérica.
Es por esto que los investigadores piden que la Administración se implique en su «conservación y protección», debido a su «gran valor para la biodiversidad». «Ahora no conocemos nada de ellos, habría que estudiar más esos taxones y, actualmente, no hay muchas ayudas económicas para seguir investigando», lamenta el especialista en moluscos.
Como particularidad, algunas especies —como la del Penyal d’Ifach— presentan pequeños dientes en la boca de la concha, para evitar que posibles depredadores (como los ácaros) pudieran comérselos cuando no están pegados a la pared. No obstante, estos caracoles suelen encontrarse adosados a las montañas calcáreas (por ejemplo, cerca de la entrada de cuevas). «Pero no son fáciles de detectar, hay que fijarse en las paredes, donde están pegados y se camuflan bien: pueden tener la concha impregnada de arena, hongos o líquenes... que simulan ser parte de la roca», avisa.
El descubrimiento ha sido publicado en la revista Iberus, de la Sociedad Española de Malacología; y Todos los ejemplares tipo de estas especies están custodiados en el MVHN, en Alginet.
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