Los últimos 8 meses suman once récords de altas temperaturas y lluvias explosivas

Las violentas borrascas y las olas de calor prolongadas se agudizan año tras año

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

La sucesión de fenómenos extremos y récords meteorológicos se extiende ya desde hace casi una década en la Comunitat Valenciana, situación que se ha intensificado en los ocho últimos meses con hasta once episodios virulentos que han roto registros. Una clara evidencia de los efectos del calentamiento global sobre la atmósfera, como estudian y certifican tanto desde la Agencia Estatal de Meteorología de la Comunitat (Aemet), como desde el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM).

Desde noviembre de 2022 se han encadenado precipitaciones históricas que en València ciudad no se daban desde 1966, hasta termómetros tan elevados que en puntos como Castelló y Almassora no se recordaban desde 1976. Las temperaturas inusualmente altas siguieron hasta diciembre, con la media mensual más alta certificada en València, y en numerosas localidades valencianas, en 153 años de la serie histórica.

A la falta de lluvias se sumaron en el primer trimestre de 2023 nuevos récords de temperaturas máximas, con marzo como el mes más seco de la Comunitat Valenciana desde al menos 1950. Una recopilación llevada a cabo por David Salesa, investigador predoctoral en el CEAM, y ratificada por Aemet. «Hace mucho que no recuerdo más de dos meses consecutivos sin vivir un registro meteorológivo/climático de récord en 200 kilómetros a la redonda», señala Salesa. «Minimizar los impactos del cambio climático y la degradación de ecosistemas ha de ser una prioridad», incide este ambientólogo experto en ecología del fuego, sequía, cambio climático y ecosistemas mediterráneos.

La tónica del calor y la ausencia de precipitaciones continuó el mes siguiente, con otra máxima del mercurio está vez en Alicante. El observatorio de Ciudad Jardín de la Aemet arrojaba el día 29 la temperatura más alta en un mes de abril en más de siglo y medio de recopilación de datos: 33,8 grados. Desde 1856 no se tenía constancia de algo así por lo que no es de extrañar que acabara siendo el mes más seco desde el año 1937.

Máximas en un siglo

Mayo, por su parte, se caracterizó en su recta final por fuertes tormentas con lluvias explosivas, capaces de descargar 100 litros en una hora por el calentamiento del mar, algo inasumible en la mayoría de núcleos urbanos. En Castelló, por ejemplo, se recogieron en solo unas horas 198 mm, máxima cantidad fuera de la estación lluviosa de octubre y noviembre en más de un siglo. El frente de tormentas dejó acumuladas en apenas doce horas 127,4 litros por metro cuadrado en Ontinyent -cifra inédita en el mes de mayo en cien años-, 119,2 l/m2 en Beniarrés, 109,8 l/m2 en Agres y hasta 106,8 l/m2 en Muro de Alcoi. Otro récord de precipitación diaria para primavera y verano.

El estrés hídrico arrastrado desde finales de 2022 tocó a su fin nada más arrancar junio. De hecho, València acumula la máxima mensual de días de tormenta, que se ha mantenido con el inicio de julio, donde los fuertes aguaceros y el abundante aparato eléctrico han sido casi diarios especialmente por las tardes. De hecho el lunes pasado en cuestión de minutos una granizada histórica sembró el caos en el área metropolitana de València y dejó miles de hectáreas con el cien por ciento de la producción prácticamente perdida.

«Vamos de extremo en extremo», explicaban hace unos días desde Aemet. «La sucesión de fenómenos extremos y récords se extiende ya desde hace más de una década en nuestro territorio», incidían. La Agencia Estatal de Meteorología de la Comunitat Valenciana sitúa el punto de partida en el temporal de marzo de 2015, con casi siete dias ininterrumpidos de precipitaciones persistentes y torrenciales. Dos meses después se registró una insólita ola de calor con 42 grados en València y 44,4 en Carcaixent y todo el territorio por encima de los 30 ºC un 14 de mayo.

En diciembre de 2016 a una ola de frío se unió en enero de 2017 un excepcional episodio de viento, nieve y borrasca marítima. En 2018, mientras, se dieron dos temporales consecutivos en otoño con récord de intensidad de precipitación en Vinaròs. En abril de 2019 sería el gran temporal de la Semana Santa, en septiembre la DANA que arrasó la Vega Baja y ya en enero de 2020 el Gloria, que borró la primera línea de costa. Sus efectos aún son evidentes en muchos puntos del litoral.

La radiografía de desastres provocados por el imparable calentamiento del Mediterráneo no han cesado, ya que 2021 se estrenó con los estragos causado por las copiosas nevadas que trajo consigo Filomena. El verano de 2022 se caracterizó por encadenar una ola de calor tras otra ew incluso un reventón térmico el 12 de agosto con numerosos heridos y un muerto en el festival Medusa de Cullera. La temperatura superficial marina llegó a estar por encima de los 27 grados centígrados durante 43 días consecutivos, con la energía acumulada y el peligro que ello supone.

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