Las universidades valencianas ante el nuevo curso | José E. Capilla Rector de la Universitat Politècnica de València

«Con menos horas de clase y más trabajo autónomo el alumnado aprendería más»

El rector de la UPV apuesta por dobles grados «con perfiles hibridados que toquen varios ámbitos de conocimiento, porque al cambiar todo muy rápido la especialización ha dejado de abrir puertas»

El rector de la Univeritat Politècnica, José E. Capilla,en su despacho del Campus de Vera. |   MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

El rector de la Univeritat Politècnica, José E. Capilla,en su despacho del Campus de Vera. | MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS / rafel montaner. valència

Rafel Montaner

Rafel Montaner

José Esteban Capilla (València, 1961) ya ha rebasado el ecuador de su primer mandato de 4 años como rector de la Politècnica de València (UPV). La segunda universidad más grande de la Comunitat Valenciana arranca el curso con más de 30.300 alumnos. Consolidada en el ranking de Shanghái como la primera politécnica de España, la UPV es un referente en innovación Antes de llegar al rectorado Capilla fue vicerrector de Investigación durante 8 años, periodo en el que la UPV atrajo un 60 % de fondos para investigación, que en 2022 alcanzaron una cifra récord de 94 millones.

¿Cuáles son los retos que afronta la Politècnica este curso?

Actualizar nuestra oferta formativa e intentar salirnos de esa especialización en la que uno está en un ámbito tecnológico o humanístico y de ahí no sale. La sociedad necesita perfiles mucho más hibridados en los que se toquen varios ámbitos de conocimiento. Y, por supuesto, cada vez tener mayor impacto y contribuir en mejor manera al desarrollo social y económico de la sociedad. Luego, nos encontramos con problemas como la Ley de Organización del Sistema Universitario, cuya implantación no es algo que ayude, sino al revés, porque va por detrás de las universidades.

¿Qué papel juega la la UPV en el la transformación del modelo productivo valenciano?.

Es evidente que juega un gran papel y que aspiramos a más. Queremos ser protagonistas del crecimiento económico valenciano y de la mejora la innovación. Durante mis 8 años de vicerrector en I+D mi empeño fue en incrementar todavía más las relaciones con la industria y por esta razón organizamos muchos encuentros con el sector con el fin de concurrir conjuntamente a captar fondos europeos. La cosa funcionó, y en el programa europeo Horizonte 2020 los resultados fueron fantásticos y fuimos la entidad número uno de la Comunitat Valenciana en proyectos europeos, pero además, sumando más que las entidades que estaban en segundo y tercer lugar. Esto convergía con los intereses del Gobierno valenciano que nos decía, ‘hay que ir a por fondos europeos’. Bueno, pues ahí estuvimos. Luego hay que pensar que no era simplemente traer fondos, sino que era además crear impacto en la economía valenciana y generar innovación.

¿Qué debería cambiar para que la innovación que nace en las universidades cuaje en el tejido empresarial valenciano?

Nosotros en transferencia hace tiempo que tenemos muy buenos resultados. La transferencia es también crear empresa a partir de resultados de investigación y de ideas. Llevamos 30 años de nuestro programa Ideas, que fue pionero entre las universidades valencianas. La transferencia también es comprometer al propio estudiantado en grupos de trabajo, donde ellos y ellas además aprenden a resolver retos, a innovar, y eso lo hacemos a través de nuestro programa Generación Espontánea. En cuanto a patentes, tenemos una de las carreteras más abultadas de las universidades españolas ¿Es suficiente? No, tenemos que ir a más, y en este sentido, la creación de empresas de base tecnológica es el vehículo de transferencia más importante al que podemos aspirar.

La UPV alberga un importante vivero de empresas. ¿Que pasos hay que dar que esas start-up se consoliden?

Un problema que tenemos aquí, que lo tiene España, es que cuando hay una iniciativa empresarial, que la idea empieza a madurar, etcétera, nos encontramos que falta el capital semilla que permita que esa propuesta arranque y despegue. Ahí nos falta músculo. Nos falta algo que otros países si que tienen. Y en ese sentido, la ayuda de las Administraciones, ya sea la estatal o la autonómica, es muy importante. Y también es clave que la legislación haga esto fácil. Hay que reconocer que en estos últimos años se han hecho muchas cosas e incluso yo tengo que decir que en la Comunitat Valenciana también ha sido así y el Institut Valencià de Finances (IVF) ha actuado en el tema.

«En 2024 lanzaremos nuestro primer título de grado propio con carácter internacional: Ingeniería en Sistemas y Gestión para Desafíos de Innovación»

Hablaba de actualizar su oferta docente ¿En qué trabajan?

En este momento tenemos un proyecto que se pondrá en marcha a primeros de 2024, o sea ya en este curso. Que es que por primera vez vamos a tener una titulación de grado propia con carácter internacional. Además, tendrá un formato presencial y no presencial también. Es una Ingeniería en Sistemas y Gestión para Desafíos de Innovación (Bachellor degree in systems engineering and management for innovation challenges), una experiencia que esperemos que salga muy bien y con la que pretendemos atraer estudiantes extranjeros y buscar un mecanismo más flexible para hacer las cosas mejor en el ámbito formativo. También estamos pensando en titulaciones dobles que generen perfiles mucho más completos. Por ejemplo, un ingeniero o ingeniera con formación del ámbito de las ciencias sociales o de la economía o incluso con perfil jurídico, porque luego en la práctica las personas tituladas en ingeniería acaban muchas veces siendo líderes empresariales y necesitan por tanto tener una formación amplia y diversa. Como decía antes, la especialización no es algo que en este momento abra puertas porque todo cambia muy rápido. El alumnado cuando sale de la universidad tiene que tener claro que el mercado laboral que hay ahora puede ser completamente distinto dentro de 10 años y, por tanto, tiene que estar dispuesto a reconvertirse.

¿Por dónde van a ir los tiros en ese cambio?

En estos últimos tiempos hemos implementado títulos dobles como Ingeniería civil con Matemáticas, Telecomunicaciones con Matemáticas, Informática con Matemáticas. Están teniendo un éxito fabuloso porque hay una demanda de perfiles tecnológicos, pero con una base matemática fuerte. Por tanto, vamos a seguir trabajando en esto. Lo que pasa es que estos perfiles dobles no son sencillos porque los estudiantes en el modelo español siguen teniendo demasiadas horas de clase.

Sigue pesando más la cantidad que la calidad de las clases...

En mi experiencia internacional impartí clases en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Boston y hay una diferencia enorme, porque son muchas menos horas de clase pero mucho más trabajo autónomo del alumno con un seguimiento por parte del profesorado. Hay que movernos hacia estos sistemas en los que el estudiantado aprende más y son más flexibles.

¿Por que combinaciones apuestan en los dobles grados?

Estamos explorando posibilidades de combinar ciencias con tecnologías, tecnologías con ciencias jurídicas o con ciencias sociales. Ahora mismo estamos estudiando combinar Ingeniería Ambiental con una ingeniería industrial o civil, que es algo muy necesario y también muy atractivo para el empleador. También estudiamos implantar Ciencias del Mar en combinación con Ciencias Ambientales, ámbitos en los que contamos con personal investigador muy bueno. De hecho, tenemos una unidad mixta de investigación con el Instituto Español de Oceanografía y habría que aprovechar ese potencial. Esto se hará obviamente en el campus de Gandia, ya que una de las primeras cosas que hice como rector fue negociar la cesión de tres tinglados del puerto, donde ya estamos preparando zonas de experimentación y de laboratorio.

O sea, que la expansión será también territorial...

Por supuesto. Estamos pensando en nuestros tres campus. Así, por ejemplo, en Alcoi vamos a recuperar Ingeniería Textil como un doble grado con otro título de ingeniería. ¿Con qué se puede combinar? Pues con Ingeniería Química, o Ingeniería Mecánica, e incluso con Ingeniería Informática. Además estamos siendo una de las universidades más rápidas en avanzar hacia la formación dual, pues la aplicamos ya en el máster de Ingeniería de Telecomunicaciones y lo vamos a plantear también para el futuro doble grado de Ingeniería Textil. La formación dual, aunque no es sencilla porque hasta un 40 % se imparte en la empresa, nos parece absolutamente necesaria.

«En Gandia queremos implantar un doble grado de Ciencias del Mar y Ciencias Ambientales y en Alcoi reabrir Ingeniería Textil como doble título»

El president Mazón ha prometido a «abordar sin dilación» el Plan Plurianual de Financiación (PPF) de las universidades valencianas ¿Confía en su palabra?

Espero que así sea. Este miércoles nos lo confirmó el conseller de Educación en la primera reunión que hemos tenido los rectores y rectoras de las cinco universidades públicas con su equipo. Yo creo que sí se va conseguir, lo que pasa es que es un tema difícil. Es difícil, pero el único camino para resolver el problema de la financiación universitaria es abordar un plan plurianual que nos de un horizonte previsible y más o menos estable para poder planificar y no estar cada año, cuando llega el verano, pensando a ver qué pasará con el presupuesto del año que viene.

Usted ha estado en los dos lados de este problema porque de 2004 a 2007 fue Director General de Universidades del Consell ¿Cómo se explica que lleven 13 años sin plan plurianual de financiación?

Es un problema muy complejo. Lo que pasó en la pasada legislatura es que tuvimos la propuesta demasiado tarde y realmente no hubo tiempo de trabajarla bien. La propuesta que puso el Gobierno valenciano sobre la mesa era buena, mejorable, pero buena. La había hecho el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), un organismo de un prestigio y de un consideración en toda España fuera de toda duda y que conoce muy bien los planes de financiación de las universidades. Pero, teníamos que hablar sobre la propuesta y la verdad es que no daba tiempo. Además, la Politècnica tuvo que expresar su opinión con claridad porque se quería ir a un modelo en que la investigación, innovación y transferencia tuvieran muy poca relevancia. Eso es un grave error porque las universidades que tenemos hoy no son las que teníamos en los 80.