El lago de l’Albufera se tiñe de un color marrón

La coloración de las aguas se debe a la degradación de las algas y las altas temperaturas incluso en otoño

El color marrón del agua de l'Albufera

Foto: M. Á. Montesinos | Vídeo: Germán Caballero / A. Iranzo

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

El lago del Parc Natural de l’Albufera vuelve a presentar un impactante color marrón casi rojizo. Nada preocupante, según los expertos consultados por Levante-EMV, pero sí llamativo. Se trata de una situación cíclica que se da por la muerte natural del fitoplancton de las algas verdes y la degradación de la clorofila. El pasado mes de septiembre el vaso ya estuvo durante varias semanas con una pigmentación excepcional, virando del verde a una tonalidad incluso anaranjada. Las olas de calor durante todo el verano, con récords históricos en el entorno de la laguna, han sido otro de los factores desencadenantes.

Una de las causas hay que buscarla también en la mayor abundancia y densidad de algas este año, más elevada de lo habitual. Situación que ha provocado valores muy bajos de transparencia, de entre 20-25 centímetros, hasta diez menos que en 2022. Las elevadísimas temperaturas que ha soportado l’Albufera, que se han alargado hasta el mes de octubre, también han acelerado el envejecimiento de las algas verdes, aumentando la cantidad de carotenos degradándose el resto de organismos. La superficie del agua adquiere entonces un aspecto de nebulosa, como ha sido el caso.

La superficie del agua adquiere un aspecto de nebulosa, como ha sido el caso

Desagüe de los arrozales

Otra de las causas hay que achacarla al desagüe de los arrozales y la probabilidad de ocurrencia de episodios de DANA que motivaron la apertura de las compuertas de las golas y la puesta en marcha de las turbinas en distintos momentos en septiembre. Circunstancia que suponen una alta renovación del agua que junto a la ocurrencia de lluvias y las temperaturas suaves generan condiciones de cambio de la composición del plancton.

El agua de la Albufera se tiñe de rojo

M. Á. Montesinos

Color rosa en el Racó de l'Olla

Otra cosa bien distinta es el color rosa que hace también unas semanas se apoderó de la zona visitable del Racó de l’Olla. Algo que ya ocurrió hace unos cinco años pero cuya causa hay que buscar en las condiciones de hipersalinidad de este punto concreto. En este caso sí se trata de una bacteria que vive en este tipo de ambientes y que tampoco es motivo de preocupación para los biólogos. Lo cierto es que el estado del enclave nunca pasa desapercibido, dada la elevada confluencia de visitantes durante todo el año, especialmente en la zona del embarcadero.

Con la lupa puesta en la retirada de la paja para evitar la generación de aguas negras

Con la siembra del arroz ya concluida, una de las principales preocupaciones ahora de la Administración es la correcta recogida de la paja de los campos. El gran temor, como todos los años por estas fechas, reside en la posible pudrición de los restos de la cosecha que no hayan podido retirarse a tiempo, especialmente si se dan episodios de fuertes lluvias combinadas aún con altas temperaturas. La aparición de las denominadas aguas negras es uno de los grandes quebraderos de cabeza de los responsables tanto del lago como del parque natural. De hecho, la Conselleria de Medio Ambiente, Agua, Infraestructuras y Territorio extremó la semana pasada las medidas de vigilancia a través de los agentes ambientales para evitar quemas no justificadas previamente por motivos fitosanitarios. En todo caso, a nadie se le escapa que lo que se busca es evitar desastres como el de noviembre de 2020 cuando una fuerte tromba de agua -con graves inundaciones en la comarca de la Ribera-, sumada a los residuos agrícolas, provocaron distintos puntos de anoxia en el perímetro del lago. El departamento que dirigía la entonces consellera Mireia Mollà (Compromís) tuvo que activar un plan de emergencia para recuperar de los arrozales más de diez mil toneladas de paja y desde la Universitat de València se tuvo que hacer un seguimiento incluso a través de las imágenes captadas por los satélites.