De la realidad virtual a la realidad azul: Alimentando el mundo presente y futuro gracias a la acuicultura

La acuicultura sostenible emerge como clave para alimentar al mundo, preservar ecosistemas y proteger especies amenazadas

Estas estructuras marinas no sólo alimentan, sino preservan nuestros océanos para las generaciones venideras.

Estas estructuras marinas no sólo alimentan, sino preservan nuestros océanos para las generaciones venideras. / ED

En un mundo donde la realidad virtual nos ofrece una fuga hacia universos alternativos, existe una "Realidad Azul" más urgente y tangible: nuestros océanos y ríos. Esta realidad azul no es un refugio de fantasía ni de universos intangibles, sino el escenario de un desafío crucial: alimentar a una población mundial en constante crecimiento. En el marco de la celebración del día mundial de la acuicultura, queremos contarte un poco más sobre este aliado de gran relevancia para nuestra alimentación y el futuro de nuestros ríos y mares.

¿Necesidades virtuales? O ¿Soluciones reales?

Mientras la realidad virtual nos ofrece escapismo y experimentación, la Realidad Azul nos enfrenta a una verdad ineludible: la necesidad de preservar y utilizar de manera sostenible los recursos acuáticos de nuestro planeta para alimentar a una población en constante crecimiento.

La urgencia de alimentar a una población mundial que ya sobrepasa los 8 mil millones de personas es una realidad palpable, más allá de la utopía de mundos virtuales. Aquí, la acuicultura se posiciona como una solución tangible y sostenible. Con una huella de carbono significativamente menor comparada con la ganadería terrestre, y siendo una fuente eficiente de proteínas, la acuicultura en España no es sólo una respuesta a la demanda alimentaria, sino también un modelo para el futuro sostenible de la obtención de alimentos.

La FAO estima que la producción total de especies acuáticas podría alcanzar los 202 millones de toneladas en 2030

La FAO estima que la producción total de especies acuáticas podría alcanzar los 202 millones de toneladas en 2030 / ED

La pesca extractiva, durante las últimas tres décadas, incluso aumentando sus esfuerzos, se ha mantenido en un volumen estable de capturas, muy cerca de su capacidad máxima sostenible. Las capturas mundiales de la pesca extractiva en 2020 alcanzaron los 90,3 millones de toneladas, un 2% menos que en 2019, y una cifra incluso menor a la que se obtenía a principios de siglo (90,9 millones de toneladas de promedio anual en la década 2000-2010). Este estancamiento contrasta con el crecimiento exponencial de la acuicultura que, desde los años 90 ha multiplicado por cuatro la cantidad de alimentos obtenidos, marcando el ritmo en el aumento de la producción mundial de alimentos acuáticos para satisfacer las demandas futuras.

La FAO estima que la producción total de especies acuáticas podría alcanzar los 202 millones de toneladas en 2030, con la acuicultura esperando llegar a los 106 millones de toneladas. Estos datos no solo reflejan la importancia creciente de la acuicultura, sino también su papel crucial como fuente sostenible de proteína animal. Los productos acuáticos proporcionan el 17% de la proteína de origen animal mundial y el 7% de la proteína total, desempeñando un papel fundamental en la nutrición global, especialmente en países donde constituyen más del 50% de la ingestión de proteínas animales.

En el contexto de la economía azul, la acuicultura se erige como una respuesta efectiva y sostenible para un mundo que necesita alimentarse sin agotar sus recursos naturales. Este es un desafío que va más allá de las necesidades virtuales; es una solución real para un problema palpable y urgente.

Del Mar a tu Mesa sin Dañar el Ecosistema

Quedémonos ahora en el mundo real, aquel sin el cual todos los mundos virtuales no tendrían sentido ni podrían ser desarrollados. Dentro de esta realidad, la acuicultura, practicada de forma responsable, ofrece un equilibrio delicado y necesario: proporcionar alimentos conservando los ecosistemas naturales. En España, la acuicultura se ha integrado con la preservación ambiental, manteniendo la biodiversidad y asegurando que el impacto en los ecosistemas acuáticos sea mínimo. Las instalaciones de acuicultura supervisan rigurosamente la calidad del agua, asegurando que esta sea devuelta a los ríos y mares en condiciones similares o incluso mejores a las originales.

Complementar siempre es mejor que competir

En la acuicultura, al igual que en la realidad virtual, los mundos se complementan en lugar de competir. Imagina un juego de rol donde varios mundos han de coexistir y están destinados a entenderse para la supervivencia de las razas; suena como algo lógico ¿verdad? Pues, del mismo modo, entre la acuicultura y la pesca extractiva, los hilos se entrelazan en una sinfonía de complementariedad. 

La acuicultura y la realidad virtual se complementan en lugar de competir.

La acuicultura y la realidad virtual se complementan en lugar de competir. / ED

Lejos de ser competidores, estos dos mundos se unen en su misión de proveer alimentos de calidad mientras protegen y preservan nuestros ecosistemas naturales. En España, esta armonía se ve reflejada en el compromiso conjunto de la pesca extractiva responsable y la acuicultura sostenible. Juntas, estas industrias no solo alimentan a la nación y al mundo, sino que también salvaguardan la salud de nuestros océanos y ríos, asegurando su vitalidad para las generaciones futuras.

Especies en peligro y el poder de la acuicultura

Regresemos por un momento a la realidad virtual. En ella, existen seres que corren peligros y deben ser protegidos por nosotros, los protagonistas digitales de esos mundos. Pero ¿has pensado que esto también sucede en nuestro mundo más realista? El esturión, una vez abundante, ahora se enfrenta al peligro de su extinción. Sirva como un ejemplo poderoso de cómo la acuicultura puede jugar un papel crucial en la conservación de especies.

La disminución alarmante de las poblaciones de esturiones silvestres, exacerbada por la demanda de su preciado caviar, llevó a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) a prohibir en 2006 las exportaciones de caviar de esturiones silvestres. Este fue un momento decisivo que marcó el inicio de una nueva era para el esturión: la era de la acuicultura.

La acuicultura se convirtió así en el salvavidas para estas especies amenazadas. Diversas variedades de esturión, como el siberiano, el ruso, el beluga, y el esterlete, encontraron un nuevo hogar en las instalaciones acuícolas. Estas especies, todas pertenecientes a la familia Acipenseridae, son ahora cultivadas con el propósito de producir caviar de crianza, el único legalmente autorizado para el comercio internacional.

España, en particular, ha contribuido con 4,3 toneladas de caviar y 131 toneladas de carne de esturión en 2021, principalmente de la especie del Adriático y en menor medida del esturión siberiano. Este esfuerzo no solo ha proporcionado alternativas sostenibles al mercado, sino que también ha contribuido significativamente a la conservación y repoblación de estas especies en peligro.

En este contexto, la acuicultura no es solo una solución económica; es una manifestación del compromiso humano con la preservación de la biodiversidad y el equilibrio ecológico. La historia del esturión y su transición hacia la acuicultura es un poderoso recordatorio de cómo la innovación y la responsabilidad pueden converger para crear un futuro más sostenible y ético para las especies en peligro.

Alimentando a los peces del futuro

La acuicultura española está a la vanguardia de la innovación en las fuentes de alimentación para los peces de cultivo, reduciendo la dependencia de harinas y aceites de pescado silvestre y buscando alternativas más sostenibles. Esta innovación es crucial para un futuro donde la acuicultura continúe siendo una fuente de alimentación viable y sostenible. Con una creciente preocupación por la sostenibilidad y el impacto ambiental, el sector se está moviendo hacia fuentes de alimentación que reduzcan la presión sobre los recursos marinos y contribuyan a un ecosistema más equilibrado, manteniendo un perfil nutricional óptimo y una excelente calidad en el pescado cultivado.

En un mundo en constante cambio, la acuicultura representa una respuesta adaptativa y progresiva a los desafíos de la alimentación mundial. Al igual que en la realidad virtual, donde nos adaptamos y evolucionamos en entornos cambiantes, la acuicultura requiere de nuestra capacidad de innovar y proteger. El futuro de nuestra alimentación, y en particular de nuestros recursos acuáticos, depende de nuestra habilidad para abrazar prácticas sostenibles y responsables como las que lidera la acuicultura española, asegurando así un futuro próspero y sostenible para todos.