La inadaptación al cambio climático podrá provocar una pérdida del 5 % del PIB

Los dos principales sectores afectados en la Comunitat Valenciana serán el turismo y la agricultura, donde está el "gran problema" según el especialista Jorge Olcina

Un termómetro indica una temperatura de 40ºC durante la cuarta ola de calor del verano de 2023

Un termómetro indica una temperatura de 40ºC durante la cuarta ola de calor del verano de 2023 / Jorge Gil / EP

Lluís Pérez

Lluís Pérez

“Si no comenzamos a emprender acciones contra el cambio climático, lo pagaremos en el futuro próximo en pérdida de vidas humanas y perjuicios económicos”. Así de contundente se expresó Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante, quien explicó que hay “estudios que estiman que se podría producir una pérdida del 5 % del PIB” de no adaptarse a los cambios climáticos antes del año 2050. Lo hizo ayer en la apertura del ciclo de conferencias “Las múltiples caras del cambio climático”, organizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para analizar las consecuencias del cambio climático en la Comunitat Valenciana.

Los dos principales sectores valencianos que podrían verse afectados por la alteración del balance energético derivado de la actividad humana son dos: el turismo y la agricultura. El primero se verá beneficiado, inicialmente, por el aumento de la temporada alta. “En los últimos años, la condiciones climáticas están permitiendo que se amplíe por los extremos, desde junio a principios de septiembre”, apuntó el especialista. Y, de hecho, el turismo está buscando fórmulas para adaptase al cambio climático; por ejemplo, el Ayuntamiento de Benidorm aprobó hace dos años un Plan de Adpatación al Cambio Climático.

En contraposición, la agricultura "no ha comenzado una reflexión en el camino hacia la adaptación -, apuntó Olcina - y ese es el gran problema". Entre los efectos ya notables, pero que se acentuarán en el futuro, está los cambios en las variedades de cultivo, el cambio en los ciclos de cosecha o las necesidades de agua".

Trilogía de efectos regionales

El principal efecto es la alteración del balance energético provocado por la actividad humada con consecuencias notables en las ciudades del Mediterráneo, especialmente visible en la “trilogía de efectos regionales”: una multiplicación por cinco del número de noches tropicales o ecuatoriales desde los años 80 en las urbes de València, Castellón, Alicante y Elx; la irregularidad de las lluvias – “se ha perdido que llueva en primavera u otoño”, comentó Olcina, por lo que las “ciudades se ven obligadas a adaptar los calendarios de gestión de las emergencias”-; y una mayor frecuencia de los eventos extremos, como las precipitaciones intensas, las jornadas de calor intensas -en agosto se marcó récord en la Comunitat Valenciana con 47,3 grados en Sumacàrcer-, o los temporales marítimos, que provocan daños en la línea de costa.

El especialista climático abordó las consecuencias económicas y el deterioro de la calidad de vida en las ciudades de la cuenca mediterránea. Las próximas citas del ciclo -tendrán lugar cada jueves hasta el próximo 22 de febrero, tanto en la Casa de la Ciència del CSIC en València y en el Menador Espai Cultural de Castelló- abordarán otras cuestiones como la afectación a la geografía de la cuenca mediterránea, con especial énfasis en espacios protegidos como las Islas Columbretes o cambios en los patrones de flujos de población. En las próximas semanas, participarán Cesar Azorín del Centro de Investigaciones sobre Desertificación; Carmen Alonso del Insitituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja; e Inmaculada Martínez-Zarzoso de la Universitat Jaume I.

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