Los días van ganando a la noche

Atardecer en l'Albufera

Atardecer en l'Albufera / Juan Solbes y Vicente M. Muñoz Gras

Natacha Payá

Poco a poco la luz del sol está ganando terreno. Obviamente aún no es como en verano, cuando tenemos 12 horas de luz, pero vamos de camino. Ahora, unos minutos antes de las siete de la tarde se pone el sol, algo que no pasaba hace un mes cuando se ponía casi a la misma hora de la siesta. Aquí les cuento algunas curiosidades de este aumento de horas de luz solar.

Los días se alargan y se acortan de una manera matemáticamente perfecta. Muchos tienden a pensar que cada día se suman los mismos minutos que el día anterior, pero no es así. A medida que nos acercamos a los solsticios, tanto de invierno como de verano, las horas de luz apenas cambian.

En cambio, cuando nos acercamos a los equinoccios la variación es mucho más rápida. En Valencia, por ejemplo, hoy se pondrá el sol a las 18:43 y mañana a las 18:44 ganando así 1,3 minutos más de luz aproximadamente que, sumado al minuto que ganamos por la mañana con la salida del sol, son un total de 2,30 minutos diarios.

A esto hay que añadirle la posición en el mapa. Cada ciudad tiene una duración diferente y, también, gana o pierde la luz de distinta manera. Esto viene ligado a la latitud en la que se ubican: en el hemisferio norte, los cambios se notan más en las ciudades de la zona septentrional del globo.

Cuanto más al norte se sitúa una ciudad, más variación de horas y minutos de luz tiene a lo largo del año. Esto tiene su explicación en la inclinación de la Tierra. Cuando el hemisferio norte está orientado hacia el sol, el número de horas de luz es más alto que cuando no lo está. 

Por ello, en el ecuador no hay estos cambios tan bruscos de luz. Ahí los días y las noches duran aproximadamente lo mismo, es decir 12 horas en cualquier momento del año. Nuestro país, al estar en latitudes medias, tiene una variación evidente. Sobre todo es en estas fechas cuando aumenta, así como entre agosto y octubre cuando decrecen los minutos de luz.

Cuando nos acercamos a los solsticios que dan comienzo al verano o al invierno, las horas de luz apenas cambian de un día para otro. En cambio, cuando lo hacemos a los equinoccios de otoño y de primavera, sí cambian mucho de un día para el otro. Como está pasando ahora.