Discapacidad

Ni bus, ni metro, ni tren adaptado: La odisea de salir a la calle en silla de ruedas

Las personas con movilidad reducida se tienen que enfrentar con barreras cada día en el transporte público que les impiden usarlo

"El mensaje que nos dan es que las personas con discapacidad nos quedemos en casa", lamenta Isabel, una usuaria

Isabel, una mujer que con discapacidad que no puede usar el metro porque los ascensores están constantemente averiados.

Isabel, una mujer que con discapacidad que no puede usar el metro porque los ascensores están constantemente averiados. / Fernando Bustamante

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

Imagínense que salen a la calle porque han quedado con un amigo. Deciden ir en metro, pero al llegar no lo pueden coger porque las escaleras están rotas y no hay otra forma de bajar. Como no hay metro se van a la parada del bus. Pero el primero que llega tiene las puertas averiadas, así que no se puede subir. Igual el siguiente, y el siguiente. Indignados, llaman para quejarse del mal servicio, y la alternativa que dan es que un taxi venga a buscarles y les dejará en la próxima parada (no en casa de su amigo, sino en la parada), lo que les hará perder más de una hora y llegarán tarde a la cita.

Acaban de ponerse en la piel de cualquier persona en silla de ruedas. Como Isabel Alaustré, que vive esto cada vez que sale a la calle. El ascensor de la parada de metro de Plaza España (la que más usa) lleva más de cuatro meses averiado y, pese a las constantes llamadas, nadie lo arregla. La alternativa es bajar una parada antes y llegar en bus, pero los elevadores de la EMT no funcionan, así que tampoco puede subir al bus.

Y vamos un paso más allá, tampoco puede usar una grandísima parte de la red de cercanías porque los trenes no están adaptados. En Media y Larga Distancia es necesario llamar con 48 horas de antelación para que un operario le prepare la rampa para subir y bajar; "tenemos que tener toda nuestra vida planificada", cuenta. Fuentes de FGV explican que están trabajando para reducir esta antelación a solo dos horas.

Isabel, una usuaria de transporte público que no puede usarlo por las constantes averías del ascensor del metro.

Isabel, una usuaria de transporte público que no puede usarlo por las constantes averías del ascensor del metro. / Fernando Bustamante

Los ascensores averiados son una constante del metro. "Todos los días salgo de casa pensando en que me va a pasar algo. Siempre miro la web de Metrovalencia antes de salir para asegurarme, pero aún así hay sorpresas, es desesperante", cuenta Isabel. Explica que está cansada de llamar cada día para que lo arreglen.

Sin derecho a transporte público

Si llega a una parada y el metro está averiado la alternativa de Metrovalencia es la siguiente, que avance a la próxima, suba y llame a un taxi para que la recoja y le deje en la parada inicial. "Como hay tan pocos taxis adaptados tardan 40 o 45 minutos en llegar, así que llegas más de una hora tarde", cuenta. En su experiencia, tampoco son rápidos arreglando los ascensores.

En cuanto los buses, también es común que no funcione el elevador para meterla dentro del vehículo, con lo que es bastante común que se quede en tierra. La tercera alternativa para moverse por la ciudad es el taxi adaptado, más caro aún que uno normal y que tarda más en llegar. "No tengo 300 euros para gastarme todos los meses", critica.

En la práctica, según denuncia Alastrué, una persona con discapacidad no tiene el mismo derecho a usar el transporte público ya que prácticamente siempre se encuentra alguna incidencia. Es lo mismo que sufren personas como José, que se quedó tirado 4 horas en la Estación del Norte de València un día que fue a ver una mascletá desde Sagunto. Renfe no le pudo proporcionar ningún tren adaptado para volver. La red de Cercanías, de hecho es uno de los grandes agujeros negros de la accesibilidad. Él se ha tenido que quitar de las clases presenciales de la Escuela Oficial de Idiomas porque el tren no le podía dejar ahí.

Un taxista adaptado en València, en una imagen de archivo.

Un taxista adaptado en València, en una imagen de archivo. / Germán Caballero

Una hora para un viaje de 15 minutos

Esta no es una realidad nueva. Lleva sucediendo años con administraciones de distintos colores políticos, pero nadie parece atajar el problema. "Si tengo que hacer un viaje de 15 minutos sé que voy a tardar una hora o más", lamenta Isabel, que no le queda otra que desplazarse de esta manera y perder muchas horas a lo largo de la semana.

Pese a todo, también hay que mencionar que se ha mejorado mucho en la accesibilidad del transporte público en los últimos años. Evidentemente queda mucho camino por recorrer, pero según explican fuentes de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) "se están llevando a cabo muchas obras de construcción de plataformas en estaciones de metro para facilitar el acceso a las personas con movilidad reducida entre el andén y el tren, y muchas de ellas ya disponen de estas obras de mejora.

En cuanto al mantenimiento de los ascensores, FGV cuenta con un plan plurianual para los ascensores y escaleras mecánicas y ha destinado en los últimos años unos 10 millones de euros para este objetivo. Cada año se renuevan una media de 3 ascensores.

Agolmeraciones trenes de cercanías masificados en la estación del Norte de Valencia

Agolmeraciones trenes de cercanías masificados en la estación del Norte de Valencia / F.Calabuig

Taxis adaptados sin ayudas

Los retrasos del transporte público ya le han valido más de un disgusto a Isabel, que vive a las afueras de la ciudad. "Hace poco me quedé tirada porque como llegué tan tarde en metro ya no salían más autobuses y me quedé en mitad de la nada, y eso que siempre salgo con bastante tiempo de antelación", denuncia.

"El mensaje que mandan con esto es que las personas con discapacidad nos quedemos en casa y no nos movamos mucho por la calle, es muy frustrante que tu día a día sea así", explica. Está más que acostumbrada a llamar para que arreglen las paradas sin recibir respuesta.

Suscríbete para seguir leyendo