"No queremos que el debate del tabaco se centre otra vez en la hostelería"

Fuentes del sector recuerdan que es un tema de salud en todos los espacios, no solo en las terrazas de sus negocios, con cada vez menos fumadores

Mujeres fumando, ayer, junto a la terraza de un negocio de la playa de València.

Mujeres fumando, ayer, junto a la terraza de un negocio de la playa de València. / Eduardo Ripoll

El plan antitabaco propuesto por el Ministerio de Sanidad ha conseguido, después de varios tira y afloja, la luz verde de las autonomías para seguir adelante.

Recuperando la base de unas propuestas que se quedaron en el cajón en 2021 y a falta de concretarse todo el desarrollo legislativo que requiere, lo que parece claro es que traerá nuevas restricciones, más severas que las actuales, que provienen de la ley de 2006 modificada en 2010.

Entre las medidas que ha dado a conocer el gobierno está subir el precio de los cigarros, equiparar los vapeadores al tabaco, y promover más espacios sin humo en todos los lugares que no sean privados. 

Ahí, pues, vuelve a salir a la luz el debate de qué pasará con las terrazas al aire libre de los locales de restauración, como ya pasó también en pandemia. Si bien es cierto que cada vez hay menos población fumadora y, por tanto, en las terrazas; sí que es un tema del que hablan en el sector. Lalo Díez, presidente de la Coordinadora de Ocio y Hostelería (CEOH), celebra que «que por primera vez las administraciones hayan buscado un punto de encuentro». No obstante, anima a que se aborde la cuestión desde un punto de vista amplio. 

«Lo importante no es si en terrazas sí o no, sino lo importante es abrir el debate. Sería una aberración que el planteamiento sea no fumar en la terraza, pero sí que se pueda en una calle, en una plaza o en la playa. Si es perjudicial, lo es igual a un metro», apunta. «No queremos que el debate del tabaco se centre otra vez en la hostelería, no entendemos que se ponga el foco en la hostelería o el ocio», añade.

«Debe haber un debate serio sobre lo perjudicial que es el tabaco, pero que se haga en todos los espacios abiertos y públicos, una mesa de todos con Sanidad», reitera Lalo Díez, que también insiste en que los trabajadores «no pueden ser policías ni volver a ejercer de vigilantes».

Terrazas más por el sol que por el tabaco

Este es un tema en la que hay diferentes opiniones entre los empresarios. A pie de calle, en el paseo Neptuno de València, los locales consultados por Levante-EMV se muestran mayoritariamente a favor de la prohibición de fumar en terrazas o, al menos, no se opondrían y entenderían que se adoptara esta medida en un futuro próximo.

De hecho, algunos locales ya animan a no hacerlo, como en el que trabaja Sebas. «No ponemos ceniceros y tenemos carteles de ‘prohibido fumar’. Si alguien lo hace no le decimos nada, pero no lo incentivamos. Sería bueno que lo miraran, porque genera demasiada basura y al resto de gente suele incomodarla demasiado; además en la playa tenemos prohibido venderlo», afirma. En otro restaurante vecino, inciden también en este último punto. «Como no lo podemos vender, nos convendría que no se fumara, nos daría igual. Aquí en la terraza están más por el sol y las vistas, no por el tabaco», afirma Vladimir.

Una mujer con un vapeador.

Una mujer con un vapeador. / Eduardo Ripoll

«Desde el punto de vista sanitario, nos parece muy bien, esa es la prioridad; el ocio siempre es después, aunque nuestro negocio sea de restauración. Cada vez fuma menos gente, sería un 20 o un 30 %. Cada restaurante tiene su especialidad y nos afectaría si no hiciéramos buenos arroces o aperitivos», defiende Javier Arnal, en otro restaurante.

También hay opiniones diferentes, en otors bares: «Sí que afectará un poquito porque hay gente que fuma en terrazas por lo que si se prohibiera, igual vienen solo a tomar algo o directamente, no van a venir».

A la espera de leyes y decretos

Cabe recordar que las terrazas de bares y restaurantes y otros negocios de este tipo son espacios públicos con cesiones temporales de uso a una empresa.

De momento, se sigue fumando donde ya está permitido, pues los cambios deben llegar a través de decretos estatales (más rápidos) o nuevas leyes (más lentas), que deberán pasar antes por sede parlamentaria y ser adoptadas después por los gobiernos autonómicos. 

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