La soga del descalabro demográfico que oprime a los municipios del interior valenciano tiene consecuencias en el ámbito de la representatividad política. En el Ayuntamiento de Enguera, sin ir más lejos, dos asientos del pleno quedarán vacíos después de las elecciones locales del 26 de mayo. Por primera vez en dos décadas, los partidos que concurran a las urnas se repartirán 11 concejales y no 13 como venía siendo habitual en cada cita electoral desde 1999.
Para encontrar explicación a este recorte del pastel, hay que recurrir al Instituto Nacional de Estadística (INE). En 2017, Enguera se situó por debajo de los 5.000 habitantes empadronados, la horquilla que ahora priva a la corporación de las dos actas de regidor. La defunción la certificó ayer la Delegación de Gobierno, al hacer público el listado con el número de concejales que le corresponde a cada localidad de acuerdo con la Ley de Electoral y en función de la población censada a 1 de enero de 2018. Enguera, que a esa fecha registraba 4.800 habitantes, se ha convertido en el único municipio de los 61 inscritos en la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida donde la cifra de regidores se va a haber alterada a partir de junio, cuando comience la próxima legislatura.
El terremoto que ha hecho resquebrajarse el tablero municipal no ha sido repentino. En 2011, Enguera alcanzó su mayor cifra de habitantes desde 1940. La crisis económica, el retorno de inmigrantes y el envejecimiento poblacional, sin embargo, han mermado significativamente los efectivos de la población, que en solo 7 años ha perdido 1.168 vecinos empadronados, mientras la cifra de residentes extranjeros se ha reducido a más de la mitad. Cómo atajar el desplome demográfico será una de las preguntas que más presentes estén en la inminente campaña electoral, que este año tiene un tercer actor invitado junto a PP y PSPV: la independiente PLACE.
El alcalde de Enguera, Óscar Martínez, atribuye la pérdida de peso poblacional de la localidad especialmente al crecimiento vegetativo negativo prácticamente ininterrumpido que viene experimentando desde hace años. En 2016 fallecieron 69 vecinos y solo nacieron 24, mientras que en 2017 hubo 61 fallecidos y 32 nacimientos. Romper la tendencia se antoja complicado. El consistorio ya perdió dos concejales en 1999, pero recuperó los 13 en 2003. Hasta hoy.
