Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La memoria histórica de Canals sale a la luz

El volumen de Cristian Juan y Laura Gómez editado por el consistorio analiza al detalle la historia de la localidad en el siglo XX

La memoria histórica de Canals sale a la luz

El Ayuntamiento de Canals ya puede presumir de ser uno de los primeros consistorios valencianos en cumplir con las directrices de la ley de memoria histórica. En colaboración con la Conselleria de Justícia, Administració Pública, Reformes Democràtiques i Llibertats Públiques, el consistorio ha sacado a la luz un volumen que recuerda con nombre y apellidos a todas las víctimas de la Guerra Civil de la localidad, para que su recuerdo no se pierda en el crudo anonimato ni en el olvido. Y no solo esto, sino que además el libro, Canals en la memòria se titula, recrea la vida de los vecinos de la localidad y explica cómo fue aquella Canals tan diferente a la de hoy día.

El libro aborda la historia del municipio desde la proclamación de la República en 1931 hasta la entrada en vigor del Estatut d'Autonomia en 1982, fecha en la que se pone fin a la Transición. Magníficamente editada por la imprenta Maral y acompañada de abundante reproducción de fuentes primarias, los autores, Cristian Juan Fasanar y Laura Gómez Giménez, han llevado a cabo todo un intenso trabajo de recopilación bibliográfica y buceo en el Archivo y la Biblioteca de la Casa de la Cultura de la población digno de elogio.

La memoria de Canals arranca en los años 20, con la llegada del progreso en forma de teléfono y electricidad, y rememora los inicios de la industria textil utilizando los saltos de agua, que fueron los comienzos de grandes empresas como Rodrigo Sancho y Ferry's, entre otras, o el día que tocó el Gordo de Navidad y repartió tanto dinero entre las sociedades agrarias, poco antes de la proclamación de la II República. También repasa este volumen el nombre de los protagonistas de aquel consistorio que tuvo que hacer frente a la reforma agraria, el estatuto de autonomía, la creación de escuelas y la proclamación de la libertad de culto. Sin dejar pasar el freno a aquel impulso democratizador que supuso el golpe de estado del general Franco y el estallido de la Guerra Civil, cuando Canals se convirtió en una ciudad de retaguardia en manos de un Comité Republicano Unificado que mandó ejecutar a decenas de vecinos. Se reproducen sus nombres, y se analiza cómo en la localidad se intentaron desarrollar proyectos de colectivización, se prestó cobertura para la atención de refugiados o „aprovechando su carácter industrial„ se localizaron en antiguos talleres fábricas de munición, y recuerda también a su líder ácrata más famoso, Ricardo Sanz, el sustituto de Buenaventura Durruti al frente de la Columna de Hierro.

Tras la guerra se construye el Canals franquista, con su ayuntamiento organizado de forma corporativa con representación de los cabezas de familia, los sindicatos y las entidades económicas y culturales. Es la memoria del hambre, la autarquía, el estraperlo y la brutal represión, con 14 vecinos fusilados en Paterna, y de decenas de víctimas de otros tipos de violencia política, con represión, penas de cárcel y exterminio en campos de concentración. Y tras la etapa más dura del franquismo, se llega a evocar el recuerdo de otra época más amable, la que recuerdan tantos vecinos como más feliz: en la que se ultimó el escudo de la ciudad de Canals, hoy aún vigente, y las industrias textiles alcanzaron un gran esplendor. Las empresas de Rodrigo Sancho, Ferri, Argent o Grau se convirtieron en el motor económico. Es el tiempo de las viviendas de protección oficial conocidas como Casas Baratas, el alcantarillado o la recuperación de la sociedad musical, o los inicios de las amas de casa, y el momento en que casi la totalidad de vecinos disfrutaron de una elevada renta y la localidad tenía una tasa de paro casi inexistente.

Bajo esa prosperidad económica, Franco murió y Canals, como otros tantos municipios, se encaminó a la Transición sin grandes sobresaltos, con un pueblo trabajador que aceptó la pluralidad de partidos. Los acalorados debates consistoriales se centraron sobre la eliminación de símbolos o si los cargos políticos tenían que ser o no retribuidos. Se daba paso así a la recuperación de la democracia, tras casi cuarenta años de dictadura.

Gran aportación documental

Por último, el libro firmado por Juan y Gómez recrea los espacios desde donde se ha de construir la memoria, es decir la escuela, la biblioteca o la casa consistorial, antes los espacios de enfrentamiento donde tantos vecinos sufrieron las consecuencias de la violencia política como el asilo Filibert o la Presó o repasa los elementos que definen la identidad de la población como el Casino Gran o la parroquia, entre otros. A través de la sección Vestigios reproduce la identidad de los que sufrieron represión por parte de ambos bandos durante la Guerra Civil, y recuerda a los diferentes regidores y alcaldes que dirigieron los destinos de la ciudad durante casi medio siglo.

Compartir el artículo

stats